¿Qué le espera a la población firmante de paz en el ETCR Mariana Páez tras amenazas de actores armados?

Miles de mujeres y hombres que pasaron su vida empuñando un fusil en las filas de las extintas FARC-EP, firmaron un Acuerdo de Paz con la esperanza de transformar sus vidas, pero la falta de garantías han puesto su vida en peligro.

Poco después de que Ginger salió de la selva con un bebé en brazos y comenzó su vida como civil en la tierras prestadas que serían un hogar temporal para ella y sus compañeras y compañeros firmantes, adoptó dos palomas blancas.

A medida que pasaban seis años y el Gobierno no cumplía con las tierras permanentes pactadas, la comunidad creció hasta incluir a más de 200 familias –incluidos 80 niños y niñas– y 150 palomas blancas.

Pero a partir del 15 de marzo, cuando llegó una amenaza de disidencias activas en la zona que se denominan Estado Mayor Central de las FARC EP, todos y todas se prepararon para alejarse de la vida que habían construido en el ETCR Mariana Páez, ubicado en el municipio de Mesetas, Meta. Les habían dado treinta días para abandonar el lugar.Cuando conocimos a Ginger, ella estaba en proceso de desocupar su casa. La jaula de las palomas fue una de las primeras cosas en ser desarmada, y la población de pájaros se había reducido a unas 75. Muchas de sus cosas ya estaban en cajas y ella anticipaba moverlas –aunque todavía no sabía adónde– en un poco más de una semana.

La mañana del 29 de marzo del 2023, en una rueda de prensa previa a la visita del presidente de la República, Gustavo Petro, líderes y lideresas de la comunidad habían ratificado su decisión de irse.

En el comunicado en el cual se dio de conocer esa decisión, lo expresaron así: “Consideramos que el gobierno Colombiano no puede brindarnos garantías de seguridad para la permanencia, a pesar de su voluntad, no tiene soberanía y control territorial que le brinde dicha potestad.

No era una reacción desmedida. La misma falta sistemática de compromiso con el Acuerdo de Paz que dejó a la comunidad varada en tierras prestadas y llena de desconfianza, ha generado un auge de grupos armados en los territorios.

Según Indepaz, más de trescientos cincuenta firmantes de paz han sido asesinados desde el 2016, cuando se firmó el Acuerdo de Paz, hasta la fecha.

A lo largo de las sesiones de la mañana con altos funcionarios del Gobierno, organizaciones internacionales de derechos humanos y líderes y lideresas locales, la comunidad no había cambiado de posición.

A las cuatro de la tarde, el sonido de un helicóptero anunció la llegada del Presidente. En la caseta donde se llevaría a cabo la reunión y donde instalaron el Puesto de Mando Unificado por la Vida en Mesetas, la comunidad llenó las sillas vistiendo camisetas blancas marcadas con una paloma con forma de mano y las palabras “por la vida, por la paz”, eran las mismas prendas que habían usado cuando hicieron la Peregrinación por la vida, tras la muerte de Albeiro Suárez, un destacado líder de las y los firmantes de paz en la región que fue asesinado el 16 de octubre del 2020.

En la reunión, esperaron mientras los líderes y las lideresas del ETCR discutían sus futuros con el Presidente y los altos funcionarios de los gabinetes del Gobierno que les habían fallado vez tras vez.

En diciembre del 2021, la población de un ETCR vecino, Urías rondón del Yarí, se vio obligada a dejar sus hogares luego de que hombres armados quemaron dos vehículos de la Unidad Nacional de Protección y un miembro de la comunidad fue asesinado. Llevaban más de un año denunciando la escalada de amenazas al Estado.

Para la evacuación, las y los excombatientes rechazaron el uso de helicópteros del Gobierno para evitar poner en mayor riesgo a la población restante de la comunidad al pensarse que se estarían sumando a la militarización en la región. Pero al salir por vía terrestre, su caravana fue atacada con disparos.

Tras más de una hora de negociaciones, Petro se dio la mano con varias personas y posó para fotos a la luz de la tarde antes de tomar asiento en la mesa principal.

Rodrigo Londoño, presidente del partido Comunes, leyó los términos que la comunidad había acordado: Se quedarían en el ETCR, ya como campamento humanitario con la presencia permanente de Misión de Verificación de la ONU y la Misión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia -MAPP OEA, por no más de tres meses mientras trabajaban con el Gobierno para asegurar la compra de tierras favorables, con la garantía de la salida inmediata en caso de ruptura de negociaciones con el grupo disidente que había emitido la amenaza.

Antes de que se conociera el peligro que corría la población firmante del Mariana Páez, Petro anunció vía Twitter que su gobierno iniciaría negociaciones con el ELN. Además, este fin de semana se instalará la mesa de negociación con las disidencias de las FARC-EP.

Si bien su administración se ha centrado públicamente en conseguir nuevos acuerdos de paz, cuando finalmente subió al podio en el ETCR, Petro reconoció cuánto trabajo quedaba por hacer tras lo que había dejado el Gobierno anterior.

“Los acuerdos de paz en realidad no se han cumplido», afirmó el mandatario. “Hay una distancia enorme entre los objetivos del acuerdo y la institucionalidad que quedó para implementar esos acuerdos, y por allí ya comienza el desastre”.

Aunque culpó a las administraciones anteriores por sabotear la capacidad del Estado para cumplir, se comprometió a convertir su gabinete en un «gabinete de paz» y crear una posición encargada de la implementación del Acuerdo de Paz con las FARC, en particular el punto 1 de lo pactado, la Reforma Rural Integral.

“Bueno, si vamos a cumplir con tres millones de hectáreas entonces podemos cumplir aquí con 10 mil hectáreas para todas las personas y familias que están en estos tipos de espacios, en un tránsito que aún muchas de esas familias aún no saben hacia dónde”, sostuvo Petro y agregó: “Estas son zonas de tránsito, ¿Hacia dónde? ¿Hacia la muerte? ¿Hacia el rearme? ¿Hacia la posibilidad de una prosperidad?”

Si bien el Presidente declaró apostar por lo último, las y los excombatientes en la audiencia deben haber estado anhelando que su apuesta sea suficiente para librarles de las tres primeras posibilidades.

Piden apoyo a la ONU

Sobre la situación del ETCR, se pronunció el representante Especial del Secretario General, Carlos Ruiz Massieu, durante la presentación del Informe sobre la Misión de Verificación de la ONU en Colombia al Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas, llevado a cabo este jueves en Nueva York, “La reciente reunión entre el Presidente Gustavo Petro y el señor Londoño en Bogotá, así como su visita conjunta (…) son un ejemplo de cómo las partes pueden trabajar juntas para hacer frente a los múltiples retos que enfrenta el proceso y para impulsar la implementación”, señaló. También aseguró que la Misión continuará acompañando a los y las excombatientes y sus familias y monitoreando los avances respecto a las medidas anunciadas.

Además ratificó la importancia de que avancen las negociaciones de paz con el ELN e instó a los actores armados ilegales “a no desaprovechar la oportunidad que supone la audaz apuesta de la búsqueda de la paz por la vía del diálogo”.

Por su parte, Londoño, quien asistió virtualmente desde Colombia, hizo un llamado a la falta de garantías de seguridad para quienes le están apostando a la paz, «Es ostensible es nuestro país la desprotección a líderes y lideresas sociales que caen asesinados permanentemente por los grupos de violencia, como somos víctimas también los firmantes de la Paz”.

Asimismo mencionó que también “lo son los desplazamientos forzados y amenazas constantes que terminan por acabar con numerosos espacios de reincorporación aprobados” y que pasan de 350 los firmantes de la Paz asesinados “impunemente” desde la firma del Acuerdo: “El fin de las organizaciones sucesoras del paramilitarismo sigue siendo una aspiración, pese a lo pactado en La Habana”.

Entre tanto, la presencia del mandatario en el ETCR, que es su primera visita a uno de estos espacios desde que asumió el cargo en agosto, marca un cambio en la falta de apoyo del Gobierno frente a la preocupante situación que viven las y los firmantes de paz, pero, que su disposición sea algo más que una voluntad simbólica, se podrá comprobar en los meses siguientes.

Mientras tanto, en la comunidad del ETCR Mariana Páez persiste el miedo y la necesidad de desplazarse para sentirse más segura.

Escrito por: Hali Tauxe

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