Por: Everyn Aguilar
El Día Mundial contra el Ruido es una campaña global, fundada en 1996 por el Centro de Audición y Comunicación -CHC- que tiene el objetivo de crear conciencia sobre los efectos del ruido y la contaminación acústica en el bienestar y la salud de las personas.
Este día pretende llamar la atención e incentivar a las instituciones públicas y privadas a informar a la ciudadanía de los peligros que genera la exposición al ruido a largo plazo, así como a invitar a las personas a realizarse pruebas auditivas, ya que está considerado como un “agente contaminante invisible del mundo moderno”, y que en consecuencia se debe regular y controlar aún habiendo hoy día algunos individuos y comunidades que pudieran no aceptar que el ruido sea un producto “natural” del desarrollo tecnológico.
En una investigación desarrollada por la Organización Mundial de la Salud -OMS- reveló que un 80% de quienes habitan en las grandes ciudades sufren de un impacto acústico superior al recomendado, ya que el exceso de ruido tiene efectos en la calidad de vida y se manifiestan con síntomas como: dolores de cabeza, estrés, irritabilidad, hipertensión, insomnio, taquicardia, sordera, etc. Dicho estudio, difundido con motivo del Día Mundial contra el Ruido en el 2013, pone de relieve que la exposición a altos decibeles puede provocar otras serie de problemas de salud, como alteraciones del sueño o pérdida auditiva.
Según en la Resolución 8321 de 1983 se ha proporcionado el uso del decibelio que cumple la función de medir la intensidad del sonido y otras magnitudes físicas, donde los niveles y restricciones que hay durante la jornada diurna y nocturna deberían ser más prudentes según determinación del Ministerio de Salud Pública, ya que el ruido, es considerado tanto por la legislación nacional como por la jurisprudencia de la Corte Constitucional como agente contaminante del ambiente.
La OMS ha evidenciado en diferentes espacios de concientización cifras alarmantes. Actualmente más de 360 millones de personas padecen pérdida de audición discapacitante en todo el planeta, quiere decir que una de cada tres de estas mayores de 65 años está afectada y como si fuera poco, la producción mundial de audífonos satisface menos del 10% de las necesidades mundiales.
Por eso, debemos crear una cultura en la cual todos y todas contribuyamos a disminuir los ruidos innecesarios, para aportar al derecho humano de vivir en un ambiente sin contaminación auditiva.