Lo que se está presentando con la Policía Nacional de Colombia es sólo la punta del iceberg del regreso de la política de extrema derecha representada por el Presidente de la República. No podíamos esperar menos de quien fue elegido con la estrategia del miedo al castrochavismo al que tanto se parece ya que los extremos se tocan. Es necesario no sólo un cambio en la Fuerza Pública en especial en la Policía, sino también que los ciudadanos del común se liberen de las cadenas de ignorancia a las que estamos sometidos entre otros por los grandes medios de comunicación y costosas estrategias publicitarias bien diseñadas para imponernos una visión a su acomodo de la realidad. Mantener una valla publicitaria de las grandes en cualquier ciudad de Colombia vale por lo menos 8 millones de pesos mensuales sin contar el telón que está entre el millón y dos millones de pesos. Si el ciudadano ve una pancarta de estas con un mensaje bien llamativo promoviendo la imagen de alguna persona o una ideología o partido, fácilmente su mente inexperta y dócil empieza a aceptar como verdadero el mensaje. ¿Cuántas vallas hay en una sola ciudad promoviendo lo mismo de siempre? ¿Cuántas hay por toda Colombia? Haga una pequeña suma y se dará cuenta de qué quien invierte tanto dinero en esa publicidad sabe cómo funciona la ingenua mente del ciudadano para manipularla. Pero la publicidad no es sólo vallas, están los noticieros de televisión, la radio, las redes sociales, y todo medio de consumo masivo está siendo manipulado para inducir al ciudadano a ser dócil, servil, temeroso.

Lo que ocurre esta noche en Villavicencio y en algunas ciudades de Colombia es una oportunidad. Reconozco que no había observado el video del abogado que falleció en un procedimiento de la policía en Bogotá, pero al verlo me motivó a escribir esta columna, no podemos seguir callando ante las injusticias más cuando provienen de las instituciones a quienes hemos entregado el poder para protegernos. Como ciudadano exijo un cambio en la Policía Nacional empezando con el generalato, que sólo es una camarilla excluyente, incluso con los mismos policías del nivel ejecutivo, son políticos con uniforme que están siendo formados en la Escuela de Cadetes General Santander donde parece que el entrenamiento es para graduar psicópatas clasistas, ingresar a esa escuela requiere un pago de más de 100 millones de pesos, ¿cuántos bachilleres que ingresan a las escuelas de policía de todos los departamentos merecen también ser generales de la república? Pero no pueden porque el sistema está diseñado para sostener a los poderosos. Hay que democratizar esa escuela, que el bachiller que quiera y cumpla los requisitos de estudio y físicos no sea relegado. Propongo que el nivel ejecutivo se fusione con los oficiales. 

Ciudadano es momento de despertar el poder lo tiene el pueblo basta de mentiras, basta de eufemismos, no es cierto que las cosas no pueden cambiar, eso es lo que quieren que pensemos, sólo es una creencia que nos ha inculcado para mantenernos dormidos, somos millones de colombianos que llevamos décadas de aguantar atropellos, corrupción, marginalidad. El poder está en usted, no siga creyendo todo lo que le dicen los medios tradicionales, es momento de levantarnos, de salir, nos están intimidando por órdenes de quienes tienen miedo que el pueblo despierte, porque saben que si lo hacemos su mundo de privilegios a costa del sufrimiento de sus hermanos se viene abajo, por eso nos muestran de que son capaces, asesinando frente a las cámaras a civiles desarmados para que nos escondamos y sigamos nuestras vidas “normales”

Invito a la desobediencia civil para enfrentar la brutalidad estatal en cabeza de la Policía Nacional. ¿Qué van a hacer si miles salimos a exigir el cambio? Piénselo tenemos el poder, somos millones que si paramos nos tienen que escuchar. Sin Violencia que muchas veces es promovida por el mismo Estado para deslegitimar nuestros justos reclamos, de manera silenciosa millones nos podemos hacer oír.

*Divergente

 

*Opinión y responsabilidad del autor de la columna, más no de El Cuarto Mosquetero, medio de comunicación alternativo y popular que se propone servir a las comunidades y movimientos sociales en el Meta y Colombia.

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