Es muy común pensar y entender al planeta tierra como una inmensa roca, llena de vida pero inerte ante todo lo que ocurre en su interior, nada más alejado de la realidad; de hecho, la prueba más contundente que podemos ofrecer contra esta perspectiva es el mismo cambio climático. La actividad humana y el capitalismo salvaje especialmente, ha llevado a la tierra a reaccionar de una manera muy similar a la que cualquier ser vivo podría responder ante un agente externo que lo ataque: el calentamiento global, como la fiebre que padece un ser vivo.
Para poder entrar en materia, es importante aclarar dos conceptos básicos un poco cercanos, pero que guardan diferencias: el calentamiento global y el cambio climático. En primer lugar, el cambio climático hace referencia a las alteraciones y transformaciones que han tenido fenómenos como huracanes, lluvias, sequías, nevadas, etcétera, en los últimos años pero con más intensidad en la última década; y el calentamiento global hace referencia al aumento promedio de las temperaturas que regularmente se observan sobre la superficie planetaria, ambos hechos tienen una causa común ya señalada: la actividad humana irresponsable.
Ahora es importante entender la relación que existe entre dos moléculas gaseosas el CO2 y O2, el primero, es el gas carbónico, el que expulsamos cuando expiramos, pero también lo que expulsan los carros, ferrocarriles, barcos, y demás artefactos que usan combustibles fósiles; la segunda molécula es el oxígeno, un gas esencial para casi todos los seres vivos, por la cual se lleva a cabo el proceso de respiración. Estas moléculas han mantenido un equilibrio a lo largo de millones de años, mediante la fotosíntesis que realizan las plantas y algunos organismos microscópicos los cuales toman el CO2 del ambiente, y por medio de la energía solar, rompen la molécula, incorporan el carbono (C) para formar sus tallos o troncos, y expulsan el oxígeno (O); cuando ha existido mucho CO2, los árboles se reproducen y crecen con mayor rapidez, y producen más oxígeno, y cuando hay demasiado oxígeno, la atmosfera se torna inflamable, se producen incendios y estos disminuyen el número de árboles y el humo que se produce aumenta el CO2.
Este hermoso equilibrio se mantuvo durante millones de años, pero ahora los combustibles fósiles que extraemos del subsuelo de manera frenética, arrojan demasiado CO2 para que los arboles lo asimilen, esto sumado a una deforestación salvaje, hace que los bosques no puedan cumplir con el importante papel que tuvieron durante largas eras geológicas; por consiguiente las toneladas de CO2 que producimos a diario que no son absorbidas, se ubican en la atmósfera, permitiendo la entrada de los rayos solares, pero no su salida, generando lo que se denomina un efecto invernadero, en relación a ese sistema de cultivos rodeados y techados con plástico transparente.
Pero si hablamos de calentamiento global ¿Cómo es posible que la tierra se congele? esta afirmación parece desafiar la realidad misma, pero debemos tener en cuenta ciertos aspectos; las mayores reservas de agua dulce que existen en superficie del planeta, es decir el hielo de los polos, se encuentran amenazados ya que el calentamiento global ha llevado a un derretimiento paulatino de los dos polos, y ya se hace natural que por noticias se anuncie el desprendimientos de casquetes de hielo que abarcan kilómetros. Si el planeta se calentara un grado centígrado más el deshielo de los polos seria total, los niveles del mar podrían aumentar de 1 a 3 metros, y mucho del hielo polar, flotaría durante algunos meses hasta llegar a la zona tropical, donde se producen los vientos que recorren la tierra; estos ya no serían cálidos y húmedos, sino vientos completamente gélidos que llevarían nevadas por todas partes, causando que la tierra a adquiera un color blanco, esta delgada capa de nieve actuaría como un espejo rechazando los rayos solares y el ultimo llevando a un enfriamiento mayor y a una tierra completamente congelada.
La tierra ya ha vivido varias eras glaciares, la última fue hace 10.000 años, y podría volver a vivirla, ¿Cuándo podría pasar? esperemos que nunca, pero si no modificamos nuestros hábitos de vida, y la forma en que convivimos con la naturaleza, posiblemente nuestros nietos tenga que vivir unas épocas terribles; en nuestras manos está darle una vuelta a nuestro estilo de vida y a nuestra forma de votar, para elegir líderes más enamorados de la vida que del dinero.