Por: Ximena Velasco*

El sistema de salud actual en Colombia, pasa por momentos críticos causados por su mismo diseño, pues prioriza la gestión financiera sobre la calidad de la prestación del servicio. A mediados del siglo XX, el Estado colombiano se dio a la tarea de organizar el sistema de salud acorde con el crecimiento y las necesidades del País.

 En 1945 nace la Caja Nacional de Previsión Social, cuyo objetivo era proteger la salud y la pensión de los trabajadores públicos y en 1960 se crean el Ministerio de Salud Pública como ente regulador del sector salud y el Instituto Colombiano de los Seguros Sociales, dirigido a la cobertura de trabajadores privados. Este sistema no cumplió con las expectativas pues el porcentaje de cobertura era muy bajo   (alrededor del 23%)1 lo que se traducía en una fuerte inequidad en la prestación de los servicios.

Para el año de 1993 el entonces senador Álvaro Uribe Vélez, presentó el proyecto de ley 100 de 1993, que incluye la figura de las ENTIDADES PROMOTORAS DE SALUD (EPS) empresas privadas que administran los planes de salud de la población, es decir, son los que autorizan o niegan que se presten los servicios requeridos por el médico tratante; estas entidades deben pagarle a las INSTITUCIONES PRESTADORAS DE SERVICIOS DE SALUD (IPS) las  cuales
tienen la función de realizar la atención que requiere el paciente.

Por otro lado, crea el FONDO DE SOLIDARIDAD Y GARANTÍA (FOSYGA) el cual está adscrito al Ministerio de Protección social y su función es invertir los dineros de la salud. La ley 100 entre sus principios contempla la solidaridad, pues crea dos regímenes de salud: el régimen contributivo, al que pertenecen las personas con capacidad de pago y hacen un aporte mensual al sistema de salud; de dichos aportes se subsidian los servicios de los que no tienen capacidad de pago y pertenecen al régimen subsidiado, adicionalmente existe el régimen especial en el que se encuentran la fuerzas militares y el gremio de profesores.

Sin embargo, hoy 23 años después de aprobada la ley 100 y luego de un par de reformas, a pesar que casi el 100% de la población colombiana está afiliada al sistema, estamos en crisis de nuevo pues las EPS al parecer no cuentan con liquidez financiera y se dedican a negar servicios de salud, las IPS están en banca rota porque las EPS no les pagan los servicios prestados a sus afiliados, los trabajadores de la salud no cuentan con buenas condiciones pues a muchos les deben hasta 3 meses de sueldo y gran parte de los pacientes han decidido acudir a instancias jurídicas para garantizar su derecho fundamental a la salud, por medio de las tutelas.

Pero, ¿Por qué los recursos de la salud al parecer no alcanzan para garantizar la atención con calidad a toda la población colombiana?, algunos economistas concluyen que el uso indebido de recursos públicos, los sospechosos recobros de las EPS al FOSYGA e innumerables casos en los que se evidencia la muerte de pacientes debido a la pésima calidad del servicio, son apenas la punta del iceberg de un problema social caracterizado por su crisis en variables estructurales.

 Por otro lado, algunos analistas aluden parte de la crisis a que se gasta más de lo que se tiene pues  está basado esencialmente en lo curativo, es decir en tratar las enfermedades. La gente busca los servicios de salud cuando están enfermos, esto teniendo en cuenta que un alto porcentaje de la población colombiana sufre enfermedades crónicas de alto costo, se convierte en un sistema ineficiente, costoso y por encima de todo inhumano pues está centrado en lo económico. Un sistema de salud que trata la salud como una mercancía que recibe solo a quien la puede pagar.

¿Cómo superar la crisis del sistema de salud colombiano? es necesario construir un sistema más equitativo, para lo cual se debe garantizar la salud como un derecho fundamental, aspecto en el que se ha avanzado con la aprobación de la ley Estatutaria 1751/2015 la cual reconoce la salud como un derecho fundamental; ahora el reto es garantizarlo en la práctica, para lo cual se debe eliminar los intermediarios del sistema de salud y el ánimo de lucro de dichos intermediarios.

Se deben fortalecer los organismos de vigilancia y control y promover mayor participación de los colombianos en su propio cuidado de la salud. Se requiere inversión y apuesta política por un modelo de atención primaria en salud, por supuesto sin descuidar la atención adecuada de la enfermedad y sus complicaciones.

Es innegable que el País se enfrenta al reto de superar la crisis de la salud y para esto es impajaritable la formulación e implementación de un nuevo sistema de salud, Pero, ¿Cuál es el papel de los enfermeros en este proceso?, según el CONSEJO INTERNACIONAL DE ENFERMERIA (“ICN” por sus siglas en inglés) “La enfermería abarca el cuidado autónomo y colaborativo de individuos de todas las edades, familias, grupos y comunidades, enfermos o no, en todas sus configuraciones. Enfermería incluye promoción de salud, prevención de enfermedades y la atención a enfermos, discapacitados y al morir. La Abogacía de los derechos de los pacientes, apoya la promoción de un entorno seguro, la investigación y la participación en la formulación de políticas de salud. La gestión de los sistemas de salud y educación son también esenciales para la enfermería” es decir, los enfermeros deben constituirse como gestores de cuidados que tiendan a la prevención, educación en salud, curación y rehabilitación, a su vez participar en la formulación de políticas en salud. Son los enfermeros y enfermeras los llamados a liderar equipos interdisciplinarios que desarrollen procesos de atención primaria en salud en las comunidades, creando entornos saludables, empoderamiento en salud,  organización, participación comunitaria y soluciones basados en las necesidades y características de la población.

 

*1. Rivera, A. F. (2013). Coyuntura del sistema de salud en Colombia: caracterización de una crisis, desde las particularidades financieras de las EPS. Gestión & Desarrollo, 10 (1), pp. 103-116.

*Ximena Velasco, investigadora y enfermera jefe de la Universidad de los Llanos.

*Opinión y responsabilidad del autor de la columna, más no de El Cuarto Mosquetero, medio de comunicación alternativo y popular que se propone servir a las comunidades y movimientos sociales en el Meta y Colombia.

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