Tras varias denuncias presentadas desde el año 2013 por acoso hacia a estudiantes por parte de docentes y alumnos, la universidad continúa haciendo caso omiso a estas.
Durante la reciente Semana de la Comunicación de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, se realizaron diversas actividades. Entre ellas, un espacio propuesto por estudiantes de la asignatura de Género, para desarrollar reflexiones sobre los tipos de violencias, un ejercicio que comprendió la instalación de una urna para depositar anónimamente denuncias frente a casos de acoso, desde un espacio de escrache constitucionalmente protegido por la sentencia T-061 de 2022.
Denuncias públicas del estudiantado: un ciclo repetitivo en 2023
El desarrollo de la actividad propició que estudiantes denunciaran ser víctimas de presuntos casos de acoso por parte de docentes y alumnos. En la exposición pública a través de un tendedero, no sólo se mostraron imágenes de los presuntos docentes acosadores, sino también la publicación de chats de WhatsApp, denuncias anónimas de la urna y señalamientos de estudiantes de diferentes programas, quienes se habrían visto afectados/as por este tipo de comportamientos.
Pese a que se conocieron los casos y se realizaron denuncias formales ante el plantel educativo, la universidad no habría tomado las medidas necesarias ni efectivas para garantizar acompañamiento psicosocial a las víctimas. “Solo se brindó una psicóloga de acá mismo de la universidad. Algunas estudiantes no se sienten en disposición de que las atienda una misma psicóloga que está dentro de la institución. Prefieren mejor quedarse en silencio”, manifestó Alejandra González.
Asimismo, Nicolás Vargas, también estudiante de CSP, afirmó que “hay un aproximado en la urna entre 90 y 100 papeles. El día jueves se recibieron alrededor de 30 papelitos por la pancarta y se han reventado las urnas virtuales realizadas por la cuenta de “Sí a todo Uniminuto”. Una elevada y preocupante cifra.
En el 2013 no se denunciaron casos de acoso por temor a represalias
En ese año, por los pasillos del edificio de la calle 40 en el centro de Villavicencio donde se ubicaba Uniminuto, se rumoreaba sobre casos de estudiantes que habrían sido víctimas de acoso. Sin embargo, estos no habrían trascendido a denuncias formales por el temor de sufrir represalias al señalar a una persona de la institución de educación superior como el presunto acosador, como lo afirma Ómar Gómez, quien fue docente de Comunicación Gráfica de la UNIMINUTO y denunciante de estos casos.
Ómar, señaló que en la Corporación Universitaria Minuto de Dios se inició el taller de literatura “Hilo Rojo” en el año 2013, como un espacio de participación por parte de estudiantes de diferentes programas, especialmente de Comunicación Social – Periodismo, con quienes se acordó la creación de un cineclub que días después tendría apertura.
De acuerdo con el ex docente, unificadas las ideas, inició el ciclo denominado “AGNUS DEI: Cordero de Dios” del cineclub “La Niña Fantasma”, con el fin de visibilizar la situación a través del formato audiovisual de una manera argumentada y creativa. “En ese año suceden entre uno y cinco casos de presuntos casos de un sacerdote que estaba en ese momento, Heriberto Mejía, y era de conocimiento público más no de denuncia pública”, explicó.
Material utilizado para difusión en 2013
Material didáctico reflexivo
Cronograma del cineclub La Niña Fantasma
Alusión crítica del cineclub
Material cultural en el marco del cineclub
Material didáctico reflexivo
A su vez, hizo referencia al clamor exigente por parte del sacerdote ya mencionado, ya que estas muestras videográficas le parecían molestas. “Esta persona se siente aludida y pone un grito en el cielo, pretendiendo parar incluso el ciclo del cine, pero no lo logró. Luego llegó esto a oídos del rector quien muy comprensivamente habló conmigo, pero no ocurrió nada hasta que terminó el año como docente”, puntualizó Ómar Gómez.
El semestre finalizó en diciembre de 2013 de manera normal -o eso se creía-, hasta que el docente de comunicación gráfica quiso reintegrarse como educador en 2014, pero las directivas no se lo permitieron. “La respuesta que obtengo por una de las secretarias es que lo sentían mucho, pero que de Bogotá venía una orden diciendo que no puedo continuar vinculado como docente a la universidad”, explicó.
El profesor Ómar Gómez fue despedido de la universidad en febrero de 2014 sin un oficio formal, según él, que alegara la negación de reingreso a su área laboral.
De acuerdo con Santiago Toro, una de las víctimas de los casos mencionados por Ómar Gómez, el acoso que habría sufrido por parte del sacerdote Heriberto Mejía se presentó entre el 2011 y el 2012. El egresado del programa de CSP recordó que el capellán de la Uniminuto le habría hecho propuestas e intentó besarlo sin su consentimiento. “Él se tornó un poco agresivo, me agarró. Le dije que por favor me respetara y que se alejara de mí. El acoso se sintió muy fuerte”, expresó.
El comunicador señaló que en su momento habló con docentes de la universidad sobre la situación, realizó algunas investigaciones y se dio cuenta del poder e influencia que al parecer tenía Mejía en la Institución. Santiago Toro añadió que “tampoco denuncié por miedo. Me parece el colmo que este señor teniendo tantas denuncias, todavía siga en esa universidad acercándose a jóvenes”.
¿Qué ha ocurrido con los señalados?
Conforme a declaraciones de Ómar Gómez, en el año 2013 tampoco ocurrió algo que solventara esta problemática. “Él continúa en la universidad no recuerdo cuántos años más, como uno o dos, pero luego le estimulan a que se vaya a hacer estudios a México”, puntualizó el docente.
Por su parte, Alejandra afirma que los docentes denunciados continuaron laborando por un tiempo dentro de la universidad, pese a que en años anteriores hubieran sido señalados, como fue el caso del educador y sacerdote Heriberto Mejía. “Los docentes continuaron dentro de la institución, y sus estudiantes no se sienten seguras porque la misma universidad no brinda esa seguridad”, explicó la lideresa estudiantil.
Asimismo, la joven añade que “con Juan Pablo Latorre la universidad dijo que tocaba esperar hasta que se le terminara el contrato hasta ahora el 23 de noviembre, pero pues nosotras muy inconformes dijimos cómo que ¡cómo es posible que tengamos que esperar hasta esa fecha!”, manifestó Alejandra González.
Por su parte, egresadas de la Corporación Universitaria Minuto de Dios que estuvieron en el cineclub, expresaron que en su momento la institución dejó solas a las víctimas y terminó desacreditando sus quejas. Algunas afirmaron que se protege a los agresores y que eso genera que las y los denunciantes no interpongan acciones legales, porque no se hace nada efectivo.
¿Y la universidad, qué pronunciamientos ha realizado?
El 10 de noviembre, UNIMINUTO emitió un comunicado donde rechazaba las acciones que se habían dado a conocer a través de redes sociales y medios de comunicación. Asimismo, resaltó el inicio de investigaciones, el protocolo activado y el acompañamiento que recibirían los y las estudiantes afectadas/os.
De esta manera, el 22 de noviembre se emitió un nuevo comunicado, resaltando que para salvaguardar los derechos de la comunidad educativa, se activaron protocolos internos , avanzando en acciones correctivas y preventivas que permitan consolidar espacios seguros para todos/as, como la apertura de procesos disciplinarios, denuncias a las autoridades competentes, compromisos en el marco del protocolo de protección contra cualquier tipo de violencia sexual y la estrategia Círculo violeta.
Las cifras de acoso y espacios no seguros continúan creciendo en áreas institucionales como es el caso de la UNIMINUTO, ocasionando en los y las jóvenes emociones negativas que perturban su proceso educativo y, además, pone en riesgo su integridad física y moral, es por eso que se insta a las directivas institucionales a ejercer el debido proceso y hallar alternativas que erradiquen este tipo de violencia.
Manifiesto emitido por el Movimiento Estudiantil UNIMINUTO
Como parte del derecho a exigir garantías frente a las situaciones presentadas dentro del plantel educativo, los y las estudiantes del Movimiento Estudiantil se manifestaron pacíficamente y, posteriormente, emitieron un manifiesto donde instan a realizar las debidas investigaciones y sancionar de manera correcta.
Asimismo, expresaron que “hemos sentido silenciamiento, sentimos que nosotras, nosotros y nosotres no tenemos el respaldo de nuestra institución cuando algo nos pasa dentro de ella, sentimos que nosotras no somos escuchadas, que nuestra voz no ha importado y que la UNIMINUTO espera que nos quedemos así, en silencio”.
De esta misma manera, alzaron su voz de protesta frente al proceso disciplinario que enfrenta una de las docentes. “Rechazamos que la UNIMINUTO ha hecho caso omiso a lo señalado y exigido por la Corte Constitucional en la sentencia T-061 de 2022. EL ESCRACHE TIENE PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL Y RECONOCIMIENTO JURISPRUDENCIAL, por lo tanto, RECHAZAMOS el proceso disciplinario a la docente Francy Moncada, que nos acompañó valientemente en el proceso de denuncia y exigimos que existan garantías laborales para ella”, se lee en el comunicado.
Conforme al documento, el Movimiento Estudiantil también hace referencia que, aunque los casos de abusos son el detonante del plantón, también hay otras inconformidades, ya que hay insuficiencia en la planta docente y en los equipos tecnológicos, las sillas se encuentran en mal estado, altos costos en el parqueadero, entre otras.
Finalmente, expresan que “muchas cosas aquí no están bien y que las denuncias de abuso y acoso nos permitieron reconocer que es momento de alzar nuestra voz. Por eso hoy contamos con el acompañamiento del movimiento de mujeres de la ciudad de Villavicencio, el movimiento estudiantil de la Universidad de los Llanos y el apoyo de las organizaciones de estudiantes de la sede principal en Bogotá”.
El Cuarto Mosquetero se contactó con la Corporación Universitaria Minuto de Dios, sin embargo, hasta el cierre de esta publicación no hubo respuesta.
Por: Linda Rincón y Lina María Hurtado