Lo ocurrido en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki durante la II Guerra Mundial donde 214.000 personas murieron por efecto directo de la explosión de las bombas, provocó una reflexión en torno al uso de este tipo de armamento y las consecuencias que traía. Asimismo, se cuestionó el afán de las potencias por competir en la carrera armamentista y se empezó a promulgar acciones que terminaran en el desarme total.
El 07 de julio de 2017, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares. El documento es el primer acuerdo multilateral que se aplica a escala mundial donde se condena el uso de este tipo de armamento, a su vez se busca promover el uso de la energía nuclear con fines pacíficos.
El pacto fue aceptado tras obtener 122 votos a favor, uno en contra y una abstención. El acuerdo establece que los países tienen prohibido desarrollar, ensayar, producir, manufacturar, adquirir, poseer o almacenar armas o dispositivos nucleares. A su vez, prohíbe el uso, amenaza e instalación de armamento nuclear.
El 20 de septiembre de 2017 en la ciudad de Nueva York, el tratado quedó abierto para la firma de los países integrantes de las Naciones Unidas y entró en vigencia el 22 de enero de 2021, luego de ser ratificado por 50 países. La efectividad del pacto ha sido fuertemente criticada dado que las potencias atómicas y la OTAN lo rechazaron.