Hace muchos años un rey que vivía en un castillo muy lejano, viajó a pueblos y ciudades donde pudo conocer a una familia campesina muy pobre, viviendo en una pequeña y humilde casa, lo único que tenían era un pequeño cultivo para poder vivir. Justo dos días antes que el rey se fuera, la familia campesina salió al pueblo y al regresar encontraron todo el cultivo arruinado por culpa de unas vacas que se lo habían comido, a raíz de esto se quedaron sin su único sustento.

 ¿Ahora qué va hacer esta pobre familia? Se preguntó el rey, mientras se despedía de ellos. Pasaron muchos años, el rey del castillo muy lejano pensaba constantemente, ¿qué sería del destino de esos humildes campesinos que me ayudaron? Al preguntarse sobre las crisis en la que había quedado esta familia, decidió volver a hacer el mismo viaje que había hecho muchos años atrás, quiso volver a pasar por el mismo pueblo para poder visitar a aquella familia que le había dejado una huella en su vida. Al llegar se sorprendió al no haber encontrado aquella casa tan humilde que recordaba, si no lo contrario.

Él vio que vivían en una grande y hermosa casa llena de jardines comestibles, flores y animales lo que le recordó su castillo, inquieto tocó la puerta (toc toc) al ver a los campesinos, con curiosidad les preguntó:

¿Por qué ya no está la humilde casa?, ahora parece un castillo ¿Qué habéis hecho para poder tener esta hermosa casa?

Aunque hayamos perdido todo o solo un pequeño cultivo y al pensar que no íbamos a poder salir adelante, un día llegó un señor a caballo y llamó a la puerta, al salir miramos que traía un pequeño rebaño de ganado, pequeña sorpresa nos llevamos al escuchar a aquella persona que decía: “Aquí te traigo este rebaño de mi ganado, lo donaré a cambio de tu pequeño cultivo que mi ganado allá destruido. Pero a cambio deben sembrar mucha comida para que no vuelvan a pasar necesidades y también tener flores para que lleguen muchos animales”. Al escuchar esas palabras lloramos de alegría, aunque no lo creíamos, aún así, lo abrazamos y le dimos las gracias a Dios por colocar esa persona en nuestro humilde hogar.

El rey escucho tan hermosa historia mientras las lágrimas bajaban por su rostro por la alegría que estaba sintiendo en ese momento. Al despedirse el rey de aquella familia de campesinos, le dio las gracias por tan hermoso ejemplo y por el recuerdo de bondad que lo acompañaría toda su vida, también pensó que apenas llegara a su castillo pediría que sembraran mucha comida y que construyeran un hermoso jardín para que llegaran todo tipo de animales.

Y así concluyó la historia del rey, los campesinos y la vacas, ya que vivieron felices por siempre.

FIN

Reporterita: Heily Sharik Bahamon Arias

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