Es un 17 de febrero, las calles del municipio se encuentran inusualmente vivas, algarabia de muchachos/as del colegio, algunos ancianos con caras tristes, vestidos de blanco, medios de comunicación, que en medio de la multitud tratan de hacerse campo para cubrir la noticia. Por fin en medio del caos, de una camioneta de las Naciones Unidas salen unos delegados de la JEP, el Embajador de Francia, y representantes de la Gobernación de Antioquía; no era para menos, ese día se entregó a una familia el primer cuerpo de una de las víctimas de los llamados Falsos Positivos, que representa el esclarecimiento y reparación de una faceta de la histora de Colombia, tan vergonzoso y tan triste que no podemos permitir que vuelva a suceder.
El 9 de diciembre del 2019 la JEP llegó al municipio después de dictar medidas cautelares en el Cementerio las Mercedes, donde se presume que se encuentran decenas de víctimas de los Paramilitares, las guerrillas y Fuerza Pública. La guerra se ensañó con este pequeño municipio antioqueño por su estratégica posición geográfica: colindando con el Nudo de Paramillo, el Cañón de la Llorona, además al ser la puerta de entrada al Urabá y el bajo Cauca antioqueño, Dabeiba se convirtió por mas de veinte años en el botín de guerra de grupos armados legales e ilegales. Y es que de los 23.000 habitantes más de 18.000 se han declarado víctimas, es decir, casi el 83% de la población.
Tal vez el episodio mas sangriendo ocurrió en el año 2000, cuando por lo menos 600 guerilleros se tomaron el casco urbano del municipio, rodeando la estación de Policía con 28 uniformados, combatiendo con ellos por más de cuatro días y dejando así, el fatal resultado de 54 soldados, 2 policías y más de 20 guerrilleros muertos, ademas del derribo de un helicóptero, pobladores heridos, aterrorizados y cuantiosos daños en los hogares del municipio. Pero ante todo, fue el punto de quiebre de la guerra que de ahí en adelante tendría como mayores víctimas a la población civil por parte del Estado, ya que los cálculos más conservadores hablán de por lo menos 100 víctimas de falsos positivos. Tanto fue el sufrimiento en el municipio, que hizo que sus pobladores entendieran el valor de la Paz,; por eso en el año 2006, Dabeiba fue el único territorio de Antioquia, donde ganó el Sí a La Paz en el Plebiscito.
Pocos días después de este suceso, la JEP reveló que en una fosa común del cementério se encontraban varios cuerpos, que según militares confesos, pertenecen a más casos de falsos positivos y, entre las victimas, figura el cuerpo de un niño aproximádamente de 9 o 10 año con señales de heridas de bala a quema ropa; un hecho que nos conmociona, pero ante todo todo que nos llena de una certeza: no podemos permitir una repetición de la guerra, ni dividirnos más entre “buenos” y “malos”, porque el conflicto solo termina convirtiéndonos en víctimas, victimarios y cifras sin rostros.
Hoy el municipio quiere escribir un capítulo diferente en su historia, a pesar de que algunos problemas como el microtráfico subsisten, también vive la esperanza entre sus calles llenas de indígenas Embera y paisas emprendedores; en estas momentos se esta construyendo una vía que ubicaría al municipio a una distancia de dos horas de Medellín, y ha generado un impulso económico en esa idiosincrasia antioqueña, que siempre quiere echar pa’ adelante.
*Opinión y responsabilidad del autor de la columna, más no de El Cuarto Mosquetero, medio de comunicación alternativo y popular que se propone servir a las comunidades y movimientos sociales en el Meta y Colombia.