A través de la historia el ser humano ha cambiado de necesidades en múltiples ocasiones dependiendo del contexto social y cultural en el que anida; pero aun a pesar de tantos cambios, avances tecnológicos, “desarrollo”, industrialización, modernidad, consumismo, automatismo y demás, existe una necesidad básica de la cual nunca nos podremos escapar: ¡Agua, agua, agua!
Y es ésta justamente la premisa del 22 de marzo de cada año desde 1993; día que la Organización de Naciones Unidas por una solicitud explicita de varios de sus miembros, adoptó mediante la resolución A/RES/47/193, como la fecha en la que mundialmente se reconoce la importancia del agua como recurso vital, y más aún del cuidado sostenible que se puede hacer de ella, o abreviándolo en una sola frase “autogestión comunitaria del agua”.
Para nadie es un secreto que en el mundo y en Colombia, la autogestión comunitaria del agua existe y se ha sostenido a través de la historia. Incluso, algunos expertos la consideran la piedra en el zapato no solo para la administración, si no para los grandes comercializadores del líquido e incluso para prestadores a gran escala; más aún, cuando dejan de percibir una cantidad importante de dinero, debido precisamente a que las organizaciones comunitarias que ya se cuentan en más de 15.000 en toda Colombia, percibiendo ingresos mucho menores, terminan ejecutando labores muy importantes a nivel de sostenibilidad ambiental, comunitaria y de trabajo en equipo.
Es así como los acueductos comunitarios o pequeños prestadores como “cariñosamente” los llaman desde el Viceministerio de agua y saneamiento básico, terminan convirtiéndose en organizaciones que lideran la sostenibilidad del agua como recurso vital, desde la relación que ellas ejercen con las fuentes hídricas, los nacimientos, las cuencas y específicamente con el medio que les provee del valioso líquido.
Estos prestadores terminan convirtiéndose en un cometido, en una lucha constante por consolidarse, por lograr una relación óptima entre el uso del agua y su cuidado bajo la premisa del crecimiento de las comunidades desde lo ambiental, cultural e incluso técnico; llevando a estas organizaciones a consolidar redes de trabajo articulado que persiguen un único objetivo que puede fácilmente resumirse en el inciso tercero de los valores y principios de la Red Nacional de Acueductos Comunitarios de Colombia:
“El agua es una necesidad no solo de los seres humanos sino de todos los seres vivos, las plantas, los animales, las montañas, y en lo que se refiere a su acceso y suministro es un derecho humano fundamental como bien lo consagro la ONU como un logro de los movimientos por la justica global del agua. Se tiene que garantizar la justicia en la asignación del agua”.
Para Villavicencio capital del Meta, una ciudad ubicada al oriente colombiano con un aproximado de 506.000 habitantes; este cometido no es la excepción. Allí nos encontramos con la sorpresa de que es la ciudad del país con mayor número de acueductos comunitarios, que aunque muy artesanales, se están organizando bajo el nombre de ACER AGUA VIVA pues su gran cometido se resume en una de sus publicaciones por redes sociales en conmemoración del 22 de marzo que termina convirtiéndose en el cometido de muchos de nosotros(as):
“¡Agua, agua, agua!… es nuestro cometido; agua para nuestras comunidades por medios libres, autogestionados, comunitarios; agua es lo que nos repetimos a diario en una lucha que alrededor de la historia ha consolidado a más de 15.000 acueductos comunitarios en el país y más de 90 en Villavicencio.
Hoy es el día en el que conmemoramos aquel preciado líquido que nos dio la vida, que nos sostiene y que permite que desde la autogestión comunitaria del agua sigamos adelante como comunidades empoderadas; diciendo con voz firme “también es nuestro día”.
Por lo anterior ACER AGUA VIVA se permite expresar por medio de este comunicado su voz de alegría en la conmemoración de este día que hoy 22 de marzo se consolida como el día mundial del agua, el día mundial de aquella que nos dio la vida como red de acueductos comunitarios y que nos sostendrá alrededor del tiempo y de la historia”.