A través de organización comunitaria habitantes de Villa Lorena en Villavicencio crean su propia planta de tratamiento

“No fue fácil pero lo logramos” es la reflexión que realiza la comunidad de Villa Lorena, la cual desde hace algunos meses venía trabajando en la construcción de la planta de tratamiento de su acueducto comunitario, lo que permitirá que el servicio del agua que prestan como gestores comunitarios se potencialice y además evidencie que la comunidad sí puede administrar la prestación de este servicio básico sin caer en las mismas dinámicas de mercantilización de un bien común, que tiene entidades públicas y privadas en todo el país.

En los últimos años los acueductos comunitarios han sido perseguidos y presos de tramitologías tan imposibles de cumplir, que han tenido que ver cómo sus redes comunales y la prestación del servicio de agua en sus comunidades es privatizado o intervenido por terceros. Es por esto que más de 80 gestores comunitarios de la ciudad de Villavicencio decidieron organizarse en ACER Agua Viva (Acueductos Comunitarios en Red), para apoyarse mutuamente, asistir a encuentros de formación que fortalezcan sus procesos e ir encontrando maneras de cumplir determinados requisitos técnicos para continuar en su labor comunitaria.

Acer Agua Viva trabaja de la mano de la organización local Proyecto Gramalote, y de la ONG de orden nacional, Censat Agua Viva, las cuales fueron un pilar importante en el acompañamiento y materialización de la planta de tratamiento que estará teniendo apertura este domingo. Asimismo, la comunidad contó con el apoyo del cooperante internacional: Yaku Onlus, quien aportó una gran parte del dinero para avanzar en esta importante construcción.

Sin embargo, es importante resaltar que sin la organización comunitaria de los habitantes de Villa Lorena, no se hubiera podido completar el proceso, ya que otra cantidad de dinero, materiales y trabajo, debía asumirlo la comunidad como prestadora del servicio.

Es así como con “marchas del ladrillo” en la que la comunidad donaba dinero o ladrillos para avanzar en la casona donde se realizaría la planta, con muchos fines de semana de labores de construcción, con reuniones en las noches pensando a qué personalidades o empresas locales podrían recurrir en busca de apoyo, de tener que concienciar a la comunidad para que lo adeudado al acueducto fuera cancelado lo más pronto posible, entre otras actividades; llevaron a que Villa Lorena hoy pueda tener una planta de tratamiento, que hace que aquella agua sea apta para el consumo humano y además puedan poseer una oficina propia del acueducto.

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