Por: Gandhi Hernández

En el ocaso menguante del crepúsculo del inicio de mi vida, me encontré a la mitad de mi camino y en medio de mi sendero, me vi reflejado en todo y en todos, divagando en la necesidad de hallarme.

Mirando fijo lo que quedo, de mí, solo por desearte, por haberte anhelado, con la certeza que te pude casi sentir, y ahora que estoy en soledad, acompañado de tantas personas; te aseguro que nada, ni nadie me alejará de ti, ya que tú eres mi razón de vivir, de existir.

 Un día de días en donde me digan que el “no” o el “sí” tienen un valor mínimo, un día de días en donde te piden que digas que es lo que quieres construir, y de qué forma lo deseas construir, con mi reflejo en ti. Yo elegí el perdón, no me importa lo que hiciste ya que eso te hizo ser la mujer que hoy eres, yo elegí la posibilidad de dar, la posibilidad de decirle a todos en lo que me reflejo y ellos en mí; yo elegí amarte, para incluirte, para luego con el tiempo saber qué fue lo que te hizo ser lo que eres, yo te digo que esto es más que un sentir. Al saber que yo y solo yo, lo di todo por ti.

Deja una respuesta

Solo los administradores pueden añadir usuarios.