La danza se ha convertido en uno de los ejes principales de la vida de Daniela Arce, por eso, a través de esta busca reducir las violencias basadas en género.
Daniela Arce es una joven nacida en Bogotá que ha estado gran parte de su vida en Villavicencio. Su mayor arma es el arte, y su arte es la danza, esa que le ha servido para desenvolverse en el campo laboral y aportar a la construcción de una sociedad libre de violencias hacia las mujeres.
Considera la infancia como la mejor etapa de su vida, dado que obtuvo libertad para poder desarrollar su personalidad y generar una excelente capacidad de socialización con las personas. Estas habilidades la llevaron a convertirse en una mujer alegre, extrovertida y capaz.
Su pasión por el trabajo con comunidades inició con sus amigos de la iglesia a la que asistió en el 2010, donde ofrecían alimento a personas en condición de calle. Más adelante, en el 2014, se vinculó a la Plataforma Juvenil de Villavicencio, con una organización llamada Oriente Urbano, desde la que se enfocó en transmitir el arte y la cultura del Hip Hop a jóvenes de barrios vulnerables, de alto riesgo y municipios.
Finalmente fundó Mujeres Sagradas – MUSAS, la cual nació el 30 de mayo de 2016 junto a otras mujeres, y desde la que, por medio del arte y la cultura busca generar y fomentar el empoderamiento femenino, la igualdad y equidad de género. “Realmente el enfoque que se quiere resaltar es el arte y la cultura, ya que con ellas podríamos cambiar algunas costumbres y tradiciones que han estado arraigadas de forma negativa, como la opresión a las mujeres y el arte es un arma transformista de cambios positivos en todo su sentido”, explica la activista.
Y agrega: “MUSAS se convirtió en la salida perfecta para brindar herramientas de empoderamiento, especialmente porque me ayudó a mí a salir de esa zona de confort en la que cada mujer se estigmatiza. Soy la fundadora, así que mi función es motivar a las demás chicas a crear arte con enfoque y visibilizar sus actos para dar a conocer el poder que cada una posee en su interior”.
Desde esta organización, Daniela también tiene el objetivo de aportar a la construcción de paz que tanto ha soñado y espera ser una de las que ponga su granito de arena es esa transformación, manteniendo como eje principal a la mujer y su liberación de todo tipo de violencias.
Aunque acepta que las organizaciones feministas y en cierta medida, la institucionalidad han trabajado para reducir las violencias contra las mujeres, ve con preocupación el panorama actual en el departamento. “Estamos en alerta roja, es terrible, día a día se incrementa el acto violento hacia nosotras y el caso no es sólo proteger a la mujer y castigar al individuo que la violenta sino tratar la salud mental de ambos. Se necesita desde jóvenes restructurar las conductas para que el apego no se convierta en posesión ni en caos”.
Para que este flagelo no siga sumando víctimas a la lista de feminicidios que sigue alargándose, cree que más allá de crear estrategias para empoderamiento y que la mujer tenga un rol diferente al socialmente impuesto, es también importante brindar herramientas de enfoque a los hombres para así no tomar posesión, rienda o partida de un acto violento,, por lo que considera importante implementar campañas de salud mental para todos y todas.
Daniela sueña con ver cada ruta de atención plasmada en los planes de gobierno, ejecutarse de manera eficaz y que las mujeres puedan acceder a ellas sin ningún problema. También anhela que la justicia sea más radical, y que se logre erradicar las violencias basadas en género.
A futuro, desea seguir incidiendo por medio del arte y la cultura a la construcción de paz y erradicación de las violencias basadas en género. También espera recibir apoyo de quienes quieran vincularse a MUSAS para adelantar un trabajo óptimo por y para las mujeres. Asimismo, busca poder generar ingresos sólidos para la organización que lidera y así pagar por el arte creado por cada aliada que se ha unido a su iniciativa.