En Villavicencio existe una red que viene demostrando que el agua es un bien común y trabajando en el fortalecimiento de los acueductos comunitarios, por ser patrimonio histórico de la ciudad.
Acueductos Comunitarios en Red (Acer) en la que actualmente convergen más de 80 prestadores de este servicio en Villavicencio, tiene sus inicios en el año 2014 cuando la ONG ambiental Censat Agua Viva (de carácter nacional) propone a la organización social Proyecto Gramalote (local), iniciar unas escuelas del agua teniendo en cuenta la gran cantidad de gestores comunitarios del agua que venían trabajando desde hace más de cincuenta años, pero de manera individual y que estaban en constante riesgo de privatización.
“Había una gran cantidad de acueductos comunitarios y era imperante enseñarles cuál era el peligro de desinteresarse por el servicio público del agua, la importancia del agua como un bien común y no como un producto por el que se realiza una transacción comercial” explica Hoibyn Cardona, miembro de Proyecto Gramalote y quien desde sus inicios ha estado acompañando a los líderes y lideresas que a través de la organización comunal construyeron sus acueductos comunitarios y han servido a la comunidad durante años.
A nivel nacional las organizaciones sociales han venido evidenciando cómo diferentes normatividades aparentemente apoyan la gestión comunitaria del agua, pero terminan debilitándola organizativamente, lo que conlleva a que luego la institucionalidad entre a sancionarlos por no tener “la capacidad” para prestar dicho servicio a las comunidades. Riesgo del que no ha quedado exento Villavicencio, una de las ciudades de Colombia con mayor número de acueductos comunitarios tanto a nivel rural como urbano.
“Fue así como entramos con las escuelas del agua en Villavicencio, inicialmente en el barrio Mesetas bajo. Nos fuimos relacionándonos con muchos (as) administradores de acueductos comunitarios, haciendo acompañamiento al respeto de sus derechos y apoyándolos en su visibilización, ya que esta importante labor que realizaban estaba siendo invisibilizada” rememora Hoibyn, quien agrega que a medida que se articulaban empezaron a realizar foros, seminarios, y encuentros en el marco de la gestión comunitaria del agua.
Pasado un año, los líderes y lideresas que venían convergiendo en estos espacios académicos identificaron la necesidad de organizarse de manera más estable, elegir voceros (as) que los representaran y continuar acercando a más comunidades. Es así como finalizando 2015 surge formalmente ACER Agua Viva con 45 acueductos articulados en ese momento.
Durante casi cuatro años de existencia uno de los grandes logros que como red han tenido, aparte de las múltiples movilizaciones, fue el Cabildo Abierto a finales del 2016 “Nos propusimos sentar a la institucionalidad que nunca ha sido amiga de apoyar a los gestores comunitarios; así fue como las y los vecinos recogieron las firmas necesarias, se organizó el cabildo y fue un gran golpe de opinión” cuenta a El Cuarto Mosquetero, Hoibyn Cardona.
Lo cierto es que en ese espacio participativo en el que asistieron más de 400 personas, se evidenció la fortaleza de los acueductos comunitarios, asimismo cómo ante la incapacidad del Estado de proveerlos de un servicio básico las comunidades tuvieron que organizarse y construir sus propias redes y así surgieron procesos colectivos en torno a los cuales fueron creciendo los barrios de Villavicencio. Es por esto que se afirma que los acueductos comunitarios son patrimonio histórico de Villavicencio, ya que incluso algunos llevan más de cincuenta años como es el caso del barrio Doce de Octubre.
De igual manera, otro acontecimiento que visibilizó la importancia de la gestión comunitaria del agua durante el último año y la capacidad organizativa de Acer Agua Viva, fue la problemática a la que se vio enfrentada la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Villavicencio (EAAV), ya que por los estragos del invierno dejaron a más del 70% de la ciudad sin agua durante un mes, hecho que llevó a la Súper Intendencia de Servicios Públicos a sancionarlos por deficiencias en el plan para emergencias y contingencias; mientras que los acueductos comunitarios nunca superaron dos días sin servicio y por el contrario ofrecieron su ayuda a los villavicenses en el suministro de este servicio que presta la naturaleza.