En la mañana de este miércoles, la Jurisdicción Especial para la Paz – JEP-, en la Sala de Reconocimiento de Verdad imputó de crímenes de guerra y lesa humanidad al general retirado, Mario Montoya, quien fue comandante del Ejército Nacional durante el gobierno del expresidente Álvaro Uribe Vélez, y a ocho militares más, por 130 ejecuciones extrajudiciales o ‘falsos positivos’ en Antioquia.
La imputación se da en el marco del Subcaso Antioquia I, que investiga asesinatos y desapariciones forzadas, los cuales fueron presentados como bajas en combate por militares entre el 2002 y 2003 en el oriente antioqueño..
De acuerdo con la JEP, estos no fueron hechos aleatorios, ocasionales o aislados, por el contrario, fueron planeados, dirigidos y organizados por agentes del Estado en cumplimiento de sus deberes oficiales. Y se documentó que esta práctica se realizó en 16 municipios de Antioquia, entre ellos San Carlos, San Rafael, Granada y Concorná, por miembros del Batallón de Infantería No. 4 ‘Jorge Eduardo Sánchez’ (BAJES).
A través de la imposición de muertes en combate como único indicador de éxito, el comandante de la Brigada, el general (r) Mario Montoya y comandantes de distintos batallones, pero especialmente el de infantería No.4, fueron imputados los tenientes coroneles (r) Julio Alberto Novoa Ruiz e Iván Darío Pineda Recuero, además de cuatro subtenientes, un teniente y un soldado regular.
Como coautores fueron imputados el comandante de pelotón en las baterías Deriva, Atacador y Cañón, subteniente Emerson Antonio Castañeda Morales; el comandante de la batería Bombarda y Cañón, teniente Nelson Enrique Carvajal Chisco. A su vez, el comandante del pelotón Atacador 1, subteniente Edwin Leonardo Toro; el comandante de la batería Cañón, subteniente José Alejandro Ramírez; el comandante del pelotón Bombarda 1, subteniente Diego Germán Guzmán Patiño y el soldado regular Óscar Iván Mayo Marulanda.
La magistrada Díaz (una de las relatoras del Caso 03), recordó que el accionar de Montoya como comandante de la IV Brigada derivó en ‘‘litros, chorros, ríos, barriles, o carrotancados de sangre, fue una orden recurrente’’.