La activista nació el 24 de diciembre de 1943 en un hogar de la localidad de Lules en la provincia de Tucumán en Argentina. Al llegar al mundo no tenía el nombre por el cual fue reconocida, a los 14 años decidió que ella era mujer y cambió su identidad a Mariela Elcira Muñoz.
Su infancia no fue fácil, Mariela fue víctima de bullying y violencia sexual; además de la incomprensión de su padre que buscó la forma de “corregirla” a través de psiquiatras. La tenacidad de la activista fue mayor, su padre finalmente cedió y apoyó a su hija.
Mariela en su adolescencia atendió a una mujer enferma y sus dos hijos. A los 16 años se independizó de su familia, se dedicó a cuidar niños y niñas en estado de abandono o hijos de mujeres dedicadas a la prostitución. Ella era su lugar seguro.
Cinco años después se fue a vivir a Buenos Aires, allí continuó con su misión de cuidar a niños y niñas. A lo largo de su vida llegaron a ser 23, veló por su seguridad como si fueran sus propios hijos, los llevaba al colegio y les hacía las comidas. Para cubrir los gastos del cuidado, Mariela se dedicó a trabajar como vidente y leía la suerte de otros en el tarot.
El amor que le daba a los niños y niñas bajo su cuidado no era aceptado por la sociedad, en 1993 un juez de menores de Quilmes le quitó la custodia de tres menores, ella los había registrado como sus hijos. Este hecho marcó lo que sería su lucha: los derechos de las mujeres trans.
En 1997 fue precandidata a intendenta de Quilmes. El 02 de mayo de ese año, Mariela fue reconocida oficialmente como mujer trans y la prueba de esto fue la modificación de su nombre en el DNI (Documento Nacional de Identidad). La activista celebró en el 2012 la promulgación de la Ley de Identidad de Género.
En el 2013 recibió un amparo por los actos de discriminación que había sufrido a lo largo de su vida, Mariela tenía 70 años y padecía problemas de visión, producto de un accidente cerebro vascular.
Tras una vida de lucha por el reconocimiento de los derechos de las comunidades LGBTI+, Mariela murió el 05 de mayo de 2017 en la localidad e Ezpeleta en Buenos Aires.
En la memoria de los argentinos quedó marcada la frase: “Niñas y niños necesitan amor, garantías y disponibilidad. Nada más”, que dijo en la Plaza de los Dos Congresos durante la celebración de la aprobación del matrimonio igualitario.
