“Aquí solo hay dos culpables: Tú por sojuzgar a mi pueblo y yo por querer liberarlo” (Túpac Amaru II)
Hijo del cacique Miguel Condorcanqui, nació en Surimana o quizá en Tungasuca hacia 1738, y se educó con los jesuitas en el Colegio de San Bernardo de Cuzco. Durante un tiempo se dedicó al negocio del transporte entre las localidades de Tungasuca, Potosí y Lima, para lo cual contó con un contingente de varios centenares de mulas; hizo también fortuna en negocios de minería y tierras. Hombre educado y carismático, llegó a ser cacique de Tungasuca, Surimana y Pampamarca, y las autoridades reales le concedieron el título de marqués de Oropesa.
Algunas de las propuestas sociales y libertarias que manejó este cacique según la revista digital La Línea del Fuego, fueron:
- Abolición de la esclavitud
- Derogación de tributos, estancos, alcabalas, aduanas, catastros, diezmos y quintos.
- Liberación de esclavos, indígenas y mestizos de los obrajes, mitas y servidumbres.
- Restitución de todas las tierras ancestrales a sus dueños.
- Repartición de los bienes entre los más pobres.
- Restitución del poder y respecto a las mujeres.
- Integración de todas las regiones para la liberación de los invasores.
- Libertad e independencia de los pueblos de América para conformar una nación india-mestiza-criolla con reconocimiento y armonía.
Túpac Amaru II lideró la lucha a favor de la independencia del Perú en la aldea Tinta (departamento del Cuzco) el 4 de noviembre de 1780, cansado de los abusos, el trabajo obligatorio y/o forzoso y los tributos que imponían los españoles. Su heroicidad es conocida como la mayor revolución indígena en el continente americano y luego de librar a la nación suramericana del yugo español fue asesinado de manera muy cruel -al igual que su ancestro Tupac Amaru I- por orden del virrey Francisco de Toledo en la plaza cuzqueña de Waycaypata.
El 18 de mayo de 1781el visitador Areche mandó a ejecutar a su esposa, hijos, familiares y compañeros de revueltas frente a sus ojos, posteriormente empezaron a asesinarlo lentamente y enviaron sus partes a otras colonias como un mensaje de lo que les sucedería si seguían con el levantamiento y, aunque hubo otras pocas revueltas encabezadas por algunos de sus familiares, se detuvieron las acciones de resistencia, pero se marcaría un importante camino para su proceso de emancipación.
“¡Volveré y seré millones!”, afirmó antes de morir, 241 años después el legado de Tupac Amaru sigue vigente.