PNIS: Esperanza y fracaso
Las y los habitantes de la vereda La Carpa se acogieron al Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito-PNIS y como a gran parte de los campesinos y campesinas cocaleras, el Estado les falló. Algunos esperan que todavía les cumplan. Esto representa que la economía en esta zona sea inestable. De a poco han podido encontrar otras fuentes de ingreso que les permita sostener a sus núcleos familiares, más no pueden ser generadores de empleo, por ello la crisis que viven sus vecinos no solo los afecta directamente al disminuir el flujo de dinero que dinamizaba el comercio y tiendas de la vereda al ser zona de puerto, sino que además, les ha hecho ser más estrictos en recordar que solo reciben pesos y no gramos de coca.
Los programas de sustitución son resultado de procesos de resistencia como las marchas de los campesinos y campesinas cocaleras, que inclusive dieron su vida luchando por ser tratados como sujetos de derechos en vez de delincuentes. En contraste, los programas de erradicación no han funcionado porque fueron pensados para generar condiciones de subsistencia a largo plazo, acceso a mercados legales, apoyo financiero y capacitación técnica para el campesinado, sino que se centraron principalmente en cumplir con indicadores de erradicación, considerando que solo con desaparecer las matas de coca solucionaran las condiciones de precariedad que inicialmente llevaron a que esas personas se dedicaran a economías ilícitas.
El PNIS parecía ser un programa de sustitución que, de haber sido implementado como se estipuló en el papel, resultaría exitoso. Su ejecución estaba planeada en articulación con la Reforma Rural Integral con el objetivo de avanzar en la reducción de las causas estructurales que llevan a la presencia y persistencia de los cultivos ilícitos, dentro de los siguientes 10 años.
Esta articulación se pensaba para complementar sus objetivos, pues ambas iniciativas buscan promover el desarrollo rural sostenible y mejorar las condiciones de vida de las comunidades rurales. El PNIS contribuiría a la construcción de paz y al desarrollo rural integral contemplado en la Reforma Rural Integral.
Además, tanto el PNIS como la Reforma Rural Integral podrían establecer acciones conjuntas para brindar asistencia técnica, acceso a tierras, infraestructura básica, servicios públicos y otras medidas de apoyo necesarias para la consolidación de proyectos productivos sostenibles en las zonas rurales afectadas por los cultivos ilícitos.
“En el marco de la Reforma Rural Integral, se debe generar las condiciones para que un cultivador que se acoja al Programa y no tenga tierra, se le den condiciones para desarrollar su proyecto productivo con una tierra”, explicó Irson.
Pero siete años han pasado y problemas como incumplimientos, entregas de insumos erróneos, desfinanciación, y falta de voluntad política por parte del Gobierno de Iván Duque con su debida implementación, hicieron que el campesinado perdiera la confianza en esa estrategia. Para muchas familias, la esperanza de cambio se transformó en enojo, “todos creímos que la vida nos iba a cambiar y por eso hicimos el contrato para cortar la coca, pero nos dieron en la cabeza (…) le da uno hasta rabia acordarse de eso”, explicó Luis Fernando Vaca, beneficiario en el Guaviare del Programa.
Teniendo en cuenta lo escrito anteriormente, se deduce que la implementación de este programa estuvo atravesada por varios factores que llevaron a su fracaso como:
Falta de voluntad política: El cambio de Gobierno de Juan Manuel Santos a Iván Duque Márquez, y las diferencias ideológicas afectaron la continuidad y la consistencia en la implementación del programa.
El Informe Final de la Comisión de la Verdad sostiene que, a cinco años de la firma del Acuerdo de Paz (cuatro años a cargo de Duque) «la lenta y parcial implementación de lo pactado, sumada al recrudecimiento de la violencia en algunas zonas, han obstaculizado la posibilidad de avanzar decididamente hacia la construcción de paz».
Frecuentemente, el presidente Gustavo Petro ha mostrado, a través de sus discursos, su compromiso con las comunidades cocaleras. En marzo de 2023 el director del Fondo Colombia en Paz, Camilo Cetina, afirmó que el Gobierno ordenó la asignación de 1,7 billones de pesos para apoyar la implementación del Acuerdo de Paz, priorizando inversiones en materia de sustitución de cultivos de uso ilícito, financiación de infraestructura para las comunidades en los territorios y el desarrollo del Catastro Multipropósito.
Pero en enero de este año el Presidente reconoció que el PNIS fracasó, luego de que la Fundación Ideas para la Paz – FIP señalara a finales de 2023 que no había datos para evidenciar los indicadores de avances socioeconómicos en municipios con cultivos de uso ilícito.
El fallo en el PNIS, afirmó el Gobierno Nacional en un comunicado, se debió a la falta de pagos por parte de los intermediarios a las familias agricultoras. También explicó que los recursos para que las comunidades sustituyeran sus cultivos, fueron destinados al pago de sus deudas o para adquirir alimentos.
Ante esto, el mandatario afirmó durante una jornada en el Litoral Pacífico, que es necesario construir una economía diferente, “para lo cual se necesitan vías, puertos, colegios, salud, saberes y créditos”. Sin embargo, hasta el momento no se ha dejado claro cuál será el nuevo rumbo del PNIS.
Falta de articulación entre el PNIS y la ART: La FIP expone que el PNIS se planteó como mecanismo para conectar a las comunidades cocaleras con la Reforma Rural Integral. Mientras que la Agencia para la Renovación del Territorio- ART fue pensada como el vehículo para llevar la reforma a los territorios focalizados.
Por eso, la organización sostiene que, “lograr la articulación real entre estas dos entidades permitiría avanzar en el propósito de sincronizar la sustitución con el desarrollo rural. La financiación del PNIS, siempre escasa, solo traerá frutos en la medida en que se conecte con la reforma. En este sentido deben ir los cambios del PNIS”.
Inseguridad y conflicto armado: Aunque se firmó un Acuerdo de Paz con las FARC, la violencia en Colombia continuó con disidencias y otros grupos armados al margen de la ley, creando un entorno peligroso para la implementación del PNIS, ya que los grupos ilegales han tratado de mantener el control sobre las áreas de cultivo de coca.
Según comentó el analista político Camilo Prieto a CNN, el Gobierno de Duque eligió cumplir el acuerdo con las FARC a medias, lo que implicó que un enorme número de personas que hacía parte de este grupo armado y que estaban dispuestas a acoger la paz, volvieran a las filas de grupos como las disidencias, o los que antiguamente combatían, como por ejemplo grupos paramilitares de bandas criminales organizadas.
Falta de recursos: El PNIS requiere una inversión significativa en términos de recursos financieros, logísticos y humanos para llevar a cabo la sustitución de cultivos ilícitos de manera efectiva. En muchas ocasiones, la falta de recursos adecuados limitó la capacidad de implementación.
Cultivos de uso ilícito como sustento: Para muchas comunidades rurales, la hoja de coca es una fuente importante de ingresos. La falta de alternativas económicas viables y sostenibles ha hecho que sea difícil lograr que el campesinado abandone la única base económica que le ha garantizado su pervivencia en el territorio.
Corrupción: Este ha sido un problema persistente en Colombia y ha afectado negativamente la implementación del PNIS. La corrupción y la mala administración de los recursos han socavado la efectividad del programa.
Cabe destacar que, el expresidente Duque estuvo inmerso en un escándalo en 2022 porque al menos, 500 mil millones de pesos destinados a proyectos del Acuerdo de Paz habrían sido usados para el pago de coimas de funcionarios del Gobierno, la Contraloría y congresistas.
En nuestra investigación La sustitución que no llega, jaque al campesinado del Meta, puede ampliar la información sobre las diferentes causas que llevaron al fracaso de la implementación del PNIS.