Más que centrarme en lo que ha pasado con la situación electoral en el último mes en el país, me enfocaré en lo triste que es ver la participación política banal que tienen, en su mayoría, las juventudes del país.
Es una desilusión enorme, en lo personal, ven cómo muchos van a la fija basándose en encuestas ficticias que salen por medios sumamente polarizados. Basando su decisión de voto, de participación electoral en frases como “Duque va punteando, ese debe ser el mejor”, “Voy a votar por Duque para que Petro pierda” o la conocida “Voy a votar por los que voten mis papás”. También darnos cuenta que hay más participación activa en encuestas de Instagram y Twitter que en los ejercicios electorales REALES, los cuales DEFINEN, DETERMINAN el futuro de todo un país. Esto es algo que viene ocurriendo durante muchos años, reflejándose en estadísticas tristes y decepcionantes.
Es que el votar, el no analizar a quién se le va a dar el voto se ha vuelto parte del folclore colombiano. Un folclore mediocre y conformista que se dedica a dar victoria a los que no sabemos qué van a hacer con nosotros por un favor, por conveniencia o porque “habló bonito en el debate”. Debates en los cuales se ve mucha diatriba y jugar al confunde y reinarás que ha trascendido barreras inimaginables en los escenarios políticos colombianos desde que tenemos memoria. Algo así como Duque hablando de castigar a los que tengan nexos con el narcotráfico, llenándose la boca de valentía sin que le tiemble un poco la voz. Sí, ese mismo Duque cuyo padrino político es Álvaro Uribe Vélez, el mismo Uribe Vélez señalado por The New York Times por sus vínculos con el narcotráfico en los años cercanos a 1990.
También ver a Fajardo ser preguntado por corrupción, paz, desarrollo, economía y demás, mientras lo vemos responder siempre con las mismas tres consignas: “Soy profesor, matemático científico y puedo decir que…”, “Desde mi experiencia como alcalde”, “Cuando fui gobernador” y terminando sus discursos enfocándolo todo al profesorado. Pues qué tristeza, ‘Profe’ Fajardo que el representante de los profesores en este proceso electoral diga apoyar los movimientos del profesorado y ni siquiera tenga la mínima información de a qué se deben estos.
Con Humberto De La Calle siento mucha afinidad, todo hay que decirlo, pero lo único que no le aplaudo han sido esas provocaciones constantes vía Twitter. Las bajezas hay que dejarlas a los otros y no caer en ese juego con el que iniciaron Duque, Vargas Lleras y Petro. Y de Vargas Lleras ni me desgasto en hablar, qué tema tan chimba. Y de Petro no tengo nada qué decir más que es muy triste que en lugar de dedicarse al 100% a hacer política sana, se dedicó a dar lástima. A contar la historia que se ha venido contando por más de 15 años para ganar adeptos.
La situación se va a tornar difícil … pero se puede esperar muy poco si seguimos confiando en que los jóvenes de hoy -no todos- están tan bien preparados como los Youtubers para discutir y tomar decisiones en temas tan importantes como el futuro entero de un país. Tengan en cuenta que las decisiones del ahora son las consecuencias del ayer y todo se verá reflejado en el mañana. Y ese mañana es el que les tocará a ustedes. Lo escribe alguien que está a 11.532 Km de su país y que aún en la lejanía sigue añorando que haya un cambio, un futuro próspero. Que cosas tan importantes como los Tratados de la Habana no se disuelvan, que haya un fortalecimiento económico para establecer las múltiples crisis que se han venido enfrentando.
Colombia hoy necesita un gobierno que sepa recoger a los sectores más afectados sin desestabilizar los sectores que tienen un nivel económico decente. Que se preocupe más por las víctimas, por las madres cabeza de familia, por sectores vulnerables como el LGTBI, sin polarizaciones, sin favores políticos. Hay que votar a conciencia, votar bien y por convicción. No votar con ignorancia y pereza.
Que sea lo mejor para el país del Sagrado Corazón y que saludos a Popeye. Abrazo cálido para que no sienta tanto frío en las celdas.
*Opinión y responsabilidad del autor de la columna, más no de El Cuarto Mosquetero, medio de comunicación alternativo y popular que se propone servir a las comunidades y movimientos sociales en el Meta y Colombia.