Julieth Barbon nació en Bogotá, pero reside en Villavicencio hace 23 años. Es una joven soltera, y sin hijos pero con dos mascotas gatunas a las que adora. Estudió comunicación gráfica en la Corporación Universitaria Minuto de Dios y ha trabajado en litografías y de manera independiente. Actualmente labora como diseñadora de la Corporación Cultural de Villavicencio.
Descubrió su pasión por la bicicleta cuando era estudiante universitaria, pues ir a estudiar en horario nocturno pero teniendo que cursar también algunas asignaturas en horas de la mañana, le resultaba costoso a la hora de movilizarse en transporte público, dado que pagaba $1.700 por cada pasaje. Eso sin contar las ocasiones en las que debía reunirse con sus compañeros/as para hacer tareas grupales.
A Julieth se le dificultaba estudiar y trabajar al tiempo debido a los horarios de la universidad, por lo que escasamente tenía el dinero que le brindaban sus padres para movilizarse en bus, sin embargo, siempre se sentía avergonzada, pues la situación económica de su familia no era la mejor.
En medio de sus preocupaciones, habló con su hermano mayor quien estudia en la Universidad Nacional Pedagógica de Bogotá y se moviliza en bicicleta. Fue entonces que él la alentó a empezar a usar la ‘bici’ como su medio de transporte habitual.
Iniciar a rodar por las calles no fue tarea fácil para Barbon, pues no tenía más que una bicicleta oxidada e inservible y usar la de su mamá -que también estaba dañada-, no fue posible al principio, pues temía que algo pudiera sucederle mientras pedaleaba por las caóticas calles de Villavicencio.
No obstante, Julieth hizo caso omiso y empezó a ahorrar las monedas que le sobraban de los $4.000 que le daban para los pasajes. En una semana logró mandar a arreglar la bicicleta de su madre con el dinero recolectado y empezó sus recorridos por la capital del Meta.
Tiempo después, la bicicleta de su mamá se averió de nuevo, entonces una amiga le prestó una un poco pequeña pero funcional. Luego, charlando con los trabajadores de los talleres de ‘bicis’, finalmente pudo comprar su propio medio de transporte por solo $100.000.
Desde entonces, pudo sentir su independencia ante el hecho de poder movilizarse libremente en su bicicleta sin preocuparse por el dinero que implicaría su desplazamiento. Con cada gota de sudor, con cada pedaleo y con cada trayecto, Julieth supo que la ‘bici’ era su medio de transporte ideal.
Colectivo Artista Feminista Bici-Osas
Meses después, tras el encuentro de Paola Castro, Juanita Suárez y Julieth en un evento de conmemoración al Día de la Mujer en 2018, se conformó el colectivo artista feminista Bici-Osas, el cual usa el arte como movimiento social, político y cultural y a su vez utiliza la bici como herramienta para generar autonomía e incentivar el sentido de pertenencia por la ciudad.
Paola, Juanita y Julieth, además de tener la ideología feminista como pensamiento común, comparten afinidad por el uso de la bicicleta como medio de transporte sostenible. Fue así que esos momentos de pedalear juntas por las noches para resguardarse de los peligros, gestaron la idea de crear un espacio para que las mujeres que se identificaban con ellas, se unieran para salir a rodar por las calles de la ciudad ‘en parche’.
Sus actividades sororas
Una de las ramas de colectivo es ‘La ciudad tiene cuerpo de mujer’, la cual pretende crear en las mujeres, el gusto de caminar libres por las calles, apoderándose del espacio público, saliendo a marchas, haciendo murales activistas con contenido feminista y de resistencia, entre otras.
Con esta estrategia, el colectivo busca generar dudas o reflexión en las y los ciudadanos con ideas gráficas de impacto inmediato haciendo uso de espacios públicos para expresar las inconformidades en las que se ven envueltas las mujeres frecuentemente durante su cotidianidad.
Otra de sus actividades, que se realiza dos o tres veces al año, es el ‘Picnic Lila’ un espacio para fomentar la sororidad, un encuentro de mujeres en el que prima el amor propio, el arte, el empoderamiento y la unión femenina.
En agosto del 2019, miembros del colectivo viajaron a Cali para representar a Villavicencio en el festival ‘Siempre estuvimos aquí’, que se lleva a cabo anualmente, y en el cual se encuentran varias mujeres de diferentes partes del país y del continente inmersas en el mundo del hip hop, graffiti y muralismo, con el fin de pintar, a cantar, bailar y compartir.
Durante ese encuentro, Bici-Osas plasmó su arte a través de un mural que simboliza a la mujer afro, con toques de llaneridad en sus pinceladas y con un mensaje de amor por sus raíces ancestrales.
A futuro, el colectivo quiere seguir realizando actividades en pro del uso de la ‘bici’, como elemento de incidencia en la independencia de las mujeres en Villavicencio, recordando además que el amor propio y la sanación, está en cada una de ellas.