¿De qué están hechos nuestros recuerdos, abuela?
Huevos fritos y arepa asada
Boleros, tangos, rancheras
Y trago.
Nunca un reproche
Puntual y sonriente
Te armabas de ruleros en la madrugada
Y mientras mirabas tus recuerdos en el espejo
Una familia entraba a tientas
A esperar que repartieras el almuerzo.
La mantequilla formaba una laguna en la arepa
Y tú preguntabas ¿más sal, más mantequilla?
Los fríjoles desbordaban el plato
La tarde cargada de sol
La abatíamos con café y galletas
¿Y qué quedaba para mí y para ti?
La noche
Mis dedos untados de yema
Huevos fritos, arepa asada.
Tus rancheras hacían vibrar mis pies
Y cuando no sabía yo que era escritor
Me diste una juventud de cuento
Si pudiera abrir las puertas de par en par
Entrar en tu casa y sentir el olor a cigarrillo
Bajaría la mirada junto al bafle
Entre las risas y el estruendo
Como si fuéramos parte de la letra
Como si nos arrastrara un dolor
Un remordimiento.
Mientras tus propios dedos
No sirvan un aguardiente, abuela
Me pesa la sonrisa de mi madre
El tiempo se nos va
Te gustaba medirlo en canciones
Y aunque el espacio permanece
Todo está en silencio.
Me hubiera gustado responder que sí:
Más mantequilla, más sal,
Más volumen y más aguardiente,
Pero afuera hace sol, abuela:
Vinieron a preguntarte
Regalamos tus cosas y encontré tus ruleros
¿Qué ha pasado?
Hace rato no bajo la mirada.
Hace rato no logro llorar.