Por: Everin Aguilar y Lina Cubillos
Para hablar de justicia social es necesario contar con tres principios constitucionales, los cuales se deben garantizar por parte de las instituciones, para proporcionar un estado social de derecho, la dignidad humana y la igualdad de oportunidades.
El 26 de noviembre del año 2007 por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas en el marco del sexagésimo tercer período de sesiones, determinó que el día 20 de febrero de cada año se conmemoraría el Día Mundial de la Justicia Social, para entre otros objetivos desarrollar políticas públicas con inversión social, y con ello acabar las brechas existentes en el acceso a derechos humanos.
Si bien Colombia es un país rico en recursos de todo tipo, la distribución de la riqueza y el acceso a recursos fundamentales para el desarrollo de las personas en sociedad, siguen siendo un reto. Según el ranking del Banco Mundial, el país se posiciona en el puesto 16 a nivel global, entre los más inequitativos.
Conforme a esto, la Asamblea General reconoce que la justicia social es indispensable para la consecución y el mantenimiento de la paz y la seguridad en las naciones, las que a su vez no pueden alcanzarse si no se respetan todos los derechos humanos y las libertades fundamentales.
¿Por qué se habla de Justicia Social?
El ex Secretario General de las Naciones Unidas en el 2014 explica que existe una brecha considerable entre ricos y pobres, y que esto no sólo se presenta entre un país u otro, sino que también se encuentra inmerso dentro del mismo país. También indica que factores como el lugar de nacimiento, de residencia, el género o grupo étnico no deberían determinar las oportunidades de acceso a la educación de calidad, ni el nivel de ingresos.
“El día Mundial de la justicia social”, es una oportunidad para hacer un llamado a la solidaridad mundial, para lograr promover oportunidades a las personas, -sobre todo a las que más afecta la inequidad social- y unir esfuerzos encaminados a los cumplimientos de los objetivos necesarios para cerrar las brechas que no permiten garantizar una vida digna, puesto que “no hay ningún tipo de desigualdad que sea inevitable”. Ban Ki-moon, ex Secretario General de las Naciones Unidas.