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El paro armado del ELN deja víctimas, ataques y zozobra en varias regiones del país

El accionar del Ejército de Liberación Nacional (ELN) dejó personas fallecidas, atentados y graves afectaciones a la movilidad en distintas regiones de Colombia.

El pasado 12 de diciembre, la guerrilla del ELN anunció un paro armado como medida de protesta frente a lo que calificó como amenazas o un “plan neocolonial” del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El paro inició el 14 de diciembre a las 6:00 a. m. y se extendió hasta el 17 de diciembre, periodo en el que se intensificaron acciones armadas y de control territorial.

Según la Fundación Ideas para la Paz, fueron 16 departamentos en los que las comunidades sufrieron las afectaciones por parte del grupo armado. Afirma que hubo al menos cinco muertos.

82 hechos violentos en las primeras 48 horas

Según un consolidado de los organismos de seguridad, durante las primeras 48 horas del paro armado se registraron 82 eventos violentos relacionados con afectaciones a la movilidad, ataques a la infraestructura y acciones directas contra la población civil.

Los hechos se presentaron en al menos ocho departamentos, siendo Cauca el más afectado, con nueve eventos atribuidos al ELN. Le siguen Norte de Santander (ocho), Cesar (siete), Antioquia y Santander (cuatro cada uno), La Guajira (dos) y Arauca, Valle del Cauca y Tolima (un hecho cada uno).

Entre las acciones registradas se reportaron dos vehículos incinerados, 10 artefactos explosivos instalados y 11 explosivos detonados, lo que evidencia la diversidad de tácticas empleadas por el grupo armado en el marco del paro.

Cauca y Norte de Santander, entre las zonas más golpeadas

Desde las primeras horas del paro armado, árboles atravesados, banderas del ELN y artefactos explosivos abandonados obligaron al cierre de corredores estratégicos en Cauca, Norte de Santander y Antioquia.

En Cauca, en la vía Panamericana, entre Popayán y Cali, en el sector de Mondomo, fue hallado un cilindro con emblemas del grupo armado, lo que obligó al cierre temporal del corredor mientras Ejército y Policía realizaban la destrucción controlada del artefacto. También se reportó la instalación de banderas, grafitis y cilindros en municipios como Cajibío, Piendamó, Patía, Caldono y Santander de Quilichao.

En Norte de Santander, una de las zonas de mayor influencia del ELN, se hallaron cilindros con explosivos en la vía Cúcuta–Pamplona y en la carretera hacia El Zulia, ambos destruidos de manera controlada por las autoridades. En la vía entre El Zulia y la Y de Astilleros, la guerrilla atravesó un árbol y colgó mensajes alusivos al grupo armado, lo que generó cierres preventivos y temor entre transportadores y comunidades rurales.

En Antioquia, se reportó la instalación de un artefacto explosivo en Copacabana y la incineración de un bus en jurisdicción del municipio de Valdivia, hechos que generaron alarma entre los transportadores y las comunidades.

En Arauca, el ELN atacó con tatucos bomba el Batallón del Ejército en Puerto Jordán, en un hecho ocurrido el sábado que dejó daños materiales. Este es el mismo batallón que ha sido atacado por esa guerrilla en al menos dos ocasiones durante el último año. Además, se reportó la instalación de grafitis y banderas del ELN en carreteras del departamento.

En Chocó, otra región con histórica presencia del ELN, se registró la suspensión total del transporte fluvial y terrestre, afectando el abastecimiento y la movilidad de las comunidades.

Misión médica, entre las víctimas

El hecho más grave ocurrió en Puerto Santander, Norte de Santander, donde un conductor de ambulancia fue asesinado durante un ataque armado del ELN contra la estación de Policía del municipio. El hombre murió tras ser impactado en medio del hostigamiento, convirtiéndose en una de las primeras víctimas civiles mortales asociadas al paro armado y evidenciando la afectación directa a la misión médica.

En otros departamentos también se reportaron nuevos ataques. En La Guajira, una tractomula fue incinerada entre Cuatro Vías y Uribia, mientras que en Arauquita, Arauca, fue quemado un vehículo en un área de influencia del oleoducto Caño Limón.

Amenazas a ciudades y respuesta del Gobierno

El paro armado fue anunciado por la Dirección Nacional del ELN y respaldado por estructuras urbanas del grupo. El Frente de Guerra Urbano Nacional anunció que se sumaría a la jornada, acompañada de amenazas contra Cúcuta, Barrancabermeja, Medellín, Bogotá, Cali y Popayán, así como sus áreas metropolitanas y rurales.

Desde el Gobierno nacional, el presidente Gustavo Petro rechazó el paro armado y ordenó a la Fuerza Pública actuar contra el ELN y proteger a la población civil, insistiendo en que el país no puede paralizarse bajo amenazas. El despliegue militar se intensificó en Cauca, Norte de Santander, Antioquia y otros puntos considerados críticos.

Defensoría del Pueblo rechaza el paro armado

La Defensoría del Pueblo rechazó el paro armado y advirtió que estas acciones afectan principalmente a la población civil, restringiendo derechos fundamentales.

“Los denominados paros armados constituyen una forma ilegítima de control territorial y poblacional que recae sobre la población civil: restringen la circulación, paralizan economías locales, obstaculizan el acceso a servicios esenciales e incrementan riesgos como confinamientos, desplazamientos, homicidios selectivos y violencia basada en género”, señaló la entidad.

La Defensoría informó además que activó mecanismos de seguimiento, monitoreo y verificación territorial para identificar riesgos, acompañar a las comunidades y alertar a las autoridades sobre medidas de prevención y protección.

ELN responde a Petro y defiende el paro armado

En un pronunciamiento conocido este domingo, Antonio Medina, máximo comandante del ELN, respondió a declaraciones del presidente Petro, quien había llamado al grupo armado a “hacer la paz ya”.

Medina cuestionó el enfoque del mandatario y sostuvo que el conflicto no se resuelve con llamados unilaterales. En su mensaje, el ELN reiteró que el paro armado es una “protesta” frente a lo que califican como una nueva fase del “plan neocolonial” del presidente Donald Trump y una supuesta amenaza de intervención en América Latina y el Caribe.

Petro respondió el sábado asegurando que “Ustedes, señores ELN, hacen un paro armado pero no contra Trump sino a favor de los traquetos que hoy los controlan”.

Diálogos de paz suspendidos y en dudas

La jefa negociadora del Gobierno en los diálogos de paz con el ELN, Vera Grabe, expresó su preocupación por el impacto del paro armado sobre la población civil. En declaraciones a Colombia+20 de El Espectador, señaló que la situación genera serias dudas sobre la voluntad de retomar el proceso de diálogo.

“La mayor preocupación es por la vida de la gente que vive en los territorios y se ve afectada por un paro armado. Y respecto a la mesa de diálogos, la pregunta es si un paro armado se puede interpretar como un gesto de querer reactivar la mesa. Es algo paradójico. Sin embargo, hay que insistir en recuperar el diálogo, precisamente para plantear estos problemas: ¿qué sentido tiene realizar un paro armado, además en una época que debería tener un ambiente diferente a la zozobra y el miedo?”, afirmó.

Grabe reiteró que el Gobierno seguirá insistiendo en el diálogo como vía para superar el conflicto, aunque rechazó de manera enfática este tipo de acciones armadas.

“El diálogo se realiza precisamente para lograr superar esas situaciones y esos hechos, lo cual no quiere decir que se comparta la manera como el ELN actúa en los territorios. Siempre hemos rechazado sus paros armados, porque es inconcebible que sea precisamente la población la principal afectada de la violencia. Un diálogo de paz debe significar, en primer lugar, respeto por las comunidades en los territorios”, sostuvo.

Cabe recordar que el presidente Gustavo Petro suspendió los diálogos con el ELN en enero pasado, tras los ataques violentos en Catatumbo y los posteriores enfrentamientos con el Frente 33 de las disidencias, hechos que derivaron en la peor crisis humanitaria registrada en esa región en los últimos 20 años.

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Entre tanto, las cifras de violencia durante un Gobierno  de la “Paz Total”, no muestran disminución . Cada día el país sigue sumando masacres y muertes de mujeres, líderes y lideresas sociales y firmantes de paz.

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