Una reflexión sobre la democracia en Colombia

Todas las formas de gobierno que tuvieron lugar en la formación de los grandes imperios como los Griegos o los Romanos, y posteriormente las diferentes naciones, no pueden desconocerse, ya que, éstas formas de gobierno permitieron que la prosperidad y el desarrollo se manifestaran o por el contrario la desolación y la ruina fueran las protagonistas en la caída de las mismas.

Los romanos pasaron por más de cinco tipos de gobierno como fueron la Monarquía, el Consulado, el Triunvirato, el Decenvirato, el Imperio y la República, entre otros. Todos estos, dejando a su paso prosperidad o como al final del tiempo, desunión, fragmentación y ruina. De los griegos se heredó la actual forma de gobierno con mayor aplicación en nuestro continente denominada DEMOCRACIA. Etimológicamente hablando DEMOS=PUEBLO, CRACIA=GOBIERNO, es decir el gobierno del pueblo.

Nuestro sistema político está fundamentado sobre este gran principio, donde el pueblo de forma directa o indirecta elige a quienes estarán en el poder y gobernarán en nombre de todos y para todos.

Sin lugar a dudas, en teoría, la misma que rondaba en la mente de los filósofos que la crearon y la defendieron, un sistema que acabaría con las desigualdades, la tiranía, la oligarquía y una serie de males resultado del mal uso del poder.

Hipotéticamente hablando, si estos filósofos pudieran levantarse de sus tumbas y ver el uso de sus ideas, resultado de muchas horas de meditación y estudio y pudieran contemplar el desarrollo en todos los sentidos de las naciones gobernadas bajo una democracia, especulando creería, que caerían nuevamente a sus sepulcros muertos por desilusión, cargo de conciencia, dolor en el corazón, demencia o cosas por el estilo, ya que, lo que consideraban el remedio a tanto abuso del poder, hoy por hoy no es otra cosa sino el mecanismo a través del cual se fraguan las más grandes estratagemas de corrupción y mal.

El caso particular de nuestra amada Colombia, que ha sido gobernada por más de doscientos años por un número de personas pertenecientes a no más de veinte familias, sin pertenecer a un linaje “designado por Dios” como lo hacían creer los reyes en la antigüedad, peor aún, bajo un sistema político democrático, donde el pueblo ha sido “quien los ha elegido”, lo raro de esto es, que siempre son los mismos con las mismas los que adquieren el poder. Aclarando, que no ha sido resultado de sus brillantes administraciones, pues se mantienen en crecimiento los niveles de pobreza, desigualdad, violencia, entre otros.

¿Existe realmente una democracia en Colombia? ¿Son confiables las instituciones, los mecanismos y las políticas que permiten que una persona acceda al poder? Lejos de querer ahondar en temas que requieren conceptos teóricos de innumerables fuentes, miles de resultados prácticos y estudios que sustenten y den un resultado apropiado que determine la existencia de democracia en nuestro país, resumo con mi particular parecer, indicando que ésta existe en teoría, y que en la práctica no es plenamente desarrollada por culpa del mismo pueblo.

Me explico: si para acceder al poder, algún osado individuo hace uso de métodos corruptos como compra de votos, secuestro de cédulas, sobornos a funcionarios involucrados en la trama electoral y otras cuantas cosas con el objetivo de obtener la mayor votación a la hora del conteo; para él la democracia no vale nada, y para quienes permitieron y apoyaron para que esto ocurriera, tampoco.

Por otra parte, si no es tan corrupto el individuo que desea gobernar a sus conciudadanos, y se siente incapaz de recurrir a alguno de los mecanismos antes mencionados, pero por el contrario, se aprovecha de las condiciones de pobreza, analfabetismo, ignorancia, discapacidad, necesidad y vulnerabilidad de la gente, con promesas falsas que asegura cumplirá una vez esté en el poder; para él la democracia no existe, y quienes lo eligen por estar razones participan de la violación a la democracia en nuestro país.

Puedo mencionar otra razón por la que dudo de la existencia de la democracia en Colombia, y es, cómo a través de la fuerza grupos al margen de la ley, o apoyados por los mismos que están en el poder, coaccionan a la población civil para que voten a favor de alguien. Los gerentes de las empresas del Estado, o los responsables de las instituciones y entidades territoriales que a través de amenazas obligan a sus subalternos a votar por quien ellos indiquen. Muy a pesar, que la Ley condena todas estas prácticas, en la realidad se manifiestan en épocas electorales de forma descarada.

El ciudadano que se enemista con otro, por el hecho de no seguir la misma línea política, o por no ser seguidor del mismo candidato, no ha entendido aún qué es un país que basa su gobierno en la democracia.

La democracia nos enseña a respetar el pensamiento del otro, por muy diferente que sea al nuestro. La democracia nos lleva a identificar la mejor opción para el pueblo en general, no para los intereses particulares de unos pocos. La democracia nos lleva a elegir el que desarrolla proyectos para la región, en sectores productivos, agropecuarios, industria, comercio, deporte, turismo, salud, educación y cultura. La democracia nos lleva a elegir a los que estén mejor preparados y mejor capacitados para que los recursos del erario público sean bien administrados. La democracia nos lleva a elegir a quienes defienden el territorio y su gente, a quienes ostenten grandes cualidades morales y quienes se destaquen por su integridad y circunspección.

Todo esto lógicamente, en mi humilde opinión.

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