La importancia de los archivos secretos del Ejército para la Comisión de la Verdad

La comisión para el esclarecimiento de la verdad, es una institución de carácter estatal, de orden constitucional, cuyo objetivo principal es esclarecer la verdad del conflicto armado, es decir, comprender qué fue lo que pasó durante más de cincuenta años de conflicto. Dicha comisión, tiene como facultad–otorgada por vía constitucional–recoger información reservada, pública o privada, de inteligencia y contrainteligencia que permita su objetivo; esclarecer la verdad.

Acudiendo a sus facultades, hace unos días, la comisión envió una carta al Ministerio de Defensa solicitando acceso a documentos con sus fuentes. En este punto cabe preguntarse ¿Cuál es la importancia de dichos documentos? Estos permiten entender cuál fue el proceder de las fuerzas militares desde 1953 a la fecha, de ahí su trascendencia. Son fuente importante para acercarnos a sucesos espinosos, por ejemplo: métodos de interrogación, narcotráfico, órdenes de batalla, entre otros. El año de partida para la comisión de la verdad, 1953, está enmarcado bajo el gobierno del General Rojas Pinilla, pues bajo este gobierno el ejército colombiano participo en el conflicto de Corea, se creó el Servicio de Inteligencia Colombiano (SIC),  se ilegalizo el partido comunista y se fortaleció la lucha contrainsurgente. Lo anterior, bajo el contexto internacional de la guerra fría.

Aun en la historia de Colombia existen sombras que no permiten esclarecer sucesos como los de Villarrica, el  Plan Lazo en 1964, entre otros. Bajo estas operaciones militares surge el primer curso de inteligencia para oficiales, que luego dará paso al Batallón de Inteligencia y Contrainteligencia; Charry Solano, donde reposan muchos secretos militares. Finalizando  los años 70, en el gobierno  de Turbay Ayala se da el estatuto de seguridad.

En los 80 el surgimiento del paramilitarismo y la expansión del narcotráfico, han suscitado dudas sobre la relación entre estos y las fuerzas militares y policiales. En esa década convulsionada  aún falta claridad sobre la toma del palacio de justicia, el asesinato de miembros del partido UP y candidatos presidenciales. En la actualidad, los mal llamados falsos positivos aún tienen mucho que decir y mostrar a la luz.

Al recibir la carta, el Ministerio de Defensa, en cabeza de Luis Carlos Villegas y la cúpula militar, mostraron su disposición a la hora de aportar dichos documentos. Es importante aclarar, que lo anterior, se enmarca dentro del proceso de paz, pues es a partir de este, que surge la necesidad de la comisión de la verdad.

Sin embargo, al tiempo que la comisión enviaba la carta al Ministerio de Defensa, algunos miembros retirados del ejército nacional, manifestaron su negativa e indisposición a la hora de permitir el acceso a dichos documentos. Estos militares se expresaron a través de la Asociación Colombiana de Oficiales en retiro de las fuerzas militares (ACORE), su argumentación; la afectación a la seguridad nacional.

No obstante, más allá de este desacuerdo–que de por sí es lamentable-, es la satanización a la comisión de la verdad y sus miembros. Lo que significa, impulsar una propaganda de mala imagen tanto de sus miembros como de la legitimidad de sus funciones, pues como menciona el padre Francisco de Roux “ninguna información relacionada con infracciones al Derecho Internacional Humanitario o crímenes de lesa humanidad puede ser objeto de restricciones, reservas o clasificaciones para el acceso de la comisión”.  Puesto que la comisión es una institución legal que está amparada en sus funciones por orden constitucional, no está obrando en la ilegalidad, todo lo contrario, actúa con el propósito de cumplir su misión.

Por último, es importante reconocer la importancia de la labor de la comisión, pues la verdad es un elemento fundamental para esclarecer las sombras que han perdurado por más de cincuenta años en el conflicto colombiano. De no considerarse el acceso a la información como mecanismo fundamental para la reconciliación y la paz, estaremos propensos a repetir la historia y no tendremos-como menciona García Márquez—“una segunda oportunidad en la tierra”. No podemos negar que las fuerzas armadas probablemente tienen responsabilidad, como también los grupos ilegales y terceros, por eso la importancia del esclarecimiento de responsabilidades. Sin embargo, dejamos esta pregunta al lector ¿cuál es el motivo principal de los militares en retiro para mostrar su desacuerdo para que la comisión acceda a esta información?

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