Anaime: una comunidad que se resiste a la codicia del oro

La codicia e insensatez  de los mercaderes globales, ha tocado las puertas de las casas y los territorios de decenas de comunidades colombianas en busca de minerales para explotar; sin importar los daños medioambientales que se causen con dicha actividad, el tejido social que elimina, el futuro que se diluye en lagunas asquerosas de cianuro o en montañas de escombros removidos por causa de la megaminería a cielo abierto. Parece que en el mundo contemporáneo, lo mega es sinónimo de tragedia y miseria.

Anaime es un corregimiento del municipio de Cajamarca (Tolima) ubicado en medio de cordilleras verdes y ricas en diversidad biológica, con tierras fértiles para la labor ancestral de la agricultura. Sus gentes son amables y hospitalarias. Anaime se reconoce a sí misma como la “despensa agrícola de Colombia”. Todo se da en esta tierra generosa.

Pero bajo estas tierras se esconde el motivo de codicia de los advenedizos que otrora llegaron de Europa a expoliar a los pueblos originarios y que hoy yacen en este hemisferio atados a los intereses de la corporación global de explotación minera: el oro.

La Transnacional Anglo Gold Ashanti llegó a estas tierras bajo diversas fachadas buscando explorar los potenciales yacimientos de minerales, especialmente de oro en esta región. AGA llegó en 1999, escondió su identidad bajo el nombre de Kedahda SA, de esta forma pudo comprar tierras a campesinos manejando un perfil bajo y sin que la población conociera su real identidad. Ya en Ghana, Anglo gold Ashanti contaminó fuentes de agua potable por razón de su operación minera y en 2005, Human Right Wacht denunció que Anglo Gold Ashanti había financiado grupos paramilitares en el Congo. Apadrinados por empleados oficiales y ministros que pasan del encargo público a la gerencia de esta empresa o a las de sus “amigos”, han obtenido licencias para explorar y potencialmente explotar el mineral dorado.

Los habitantes de Anaime se han organizado para resistir el embate foráneo y criollo de los mercaderes del futuro de los sectores populares. No desean que se cambie la vocación histórica de esa comunidad, como lo es la agricultura. Valoran más los alimentos y el agua que la codicia del oro. En diversas ocasiones tanto la fuerza pública como las autoridades civiles que gustan de hipotecarse a los patrones extranjeros, han intentado hacer el trabajo sucio de la empresa minera, seduciendo con dádivas a los pobladores. Estos con vehemencia los han rechazado e insisten en que la Anglo se vaya de su territorio.

Hasta ahora ha sido asesinado uno de los líderes del Comité Ambiental. Los demás siguen firmes pues su amor por la tierra es más grande que el temor al poder del dinero y la avaricia.

Anaime resiste.

*Opinión y responsabilidad del autor de la columna, más no de El Cuarto Mosquetero, medio de comunicación alternativo y popular que se propone servir a las comunidades y movimientos sociales en el Meta y Colombia.

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